Liderazgo y cultura: Coautoras de la historia

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Por Diana Montes

Nadie puede desconocer el papel importante que ha jugado la mujer en el desarrollo de la historia universal. Ha estado inmersa en el quehacer humano del hombre y ha contribuido al desarrollo de su pensamiento, a la realización de actividades destacadas y al direccionamiento de políticas que se han convertido en costumbres de nuestros pueblos.

En la antigüedad el hombre quiso mantenerla en un estado de postración y subyugación. En esta idea de poder, la mujer debía rendirle pleitesía bajo parámetros de obediencia y sometimiento, al punto de adueñarse hasta de su vida y de su libertad.

Estas malas costumbres y pésimos ejemplos aún subsisten en algunas regiones. Pero al igual que la sociedad, la mujer ha venido evolucionando y mutado hacia un equilibrio social más justo.

A pesar de la creencia de que, especialmente, los pueblos de medio oriente tienen actitudes machistas, este es un problema estructural. La sociedad actual aceptó una costumbre que contaminó el pensamiento europeo, y a nuestra episteme latinoamericana, la cual está lejos de mejorar.

Con el avance de los tiempos, la mujer ha logrado romper barreras y brechas, tanto en el campo de la sociedad, la política, la cultura, como de su autorrealización. En nuestro país, la idea de mujer recatada y sumisa, y demás desigualdades, se dieron en un contexto de subvaloración.

Fue necesario una serie de movimientos para lograr replanteamientos serios que rompieran esas barreras para darle paso a la justicia y que la mujer lograra libertad en el campo laboral y académico.

Aquí vale reconocer los méritos de la admirable ciudadana huilense Clotilde García Borrero, quien logró el derecho de la mujer colombiana a heredar y administrar sus bienes (con la consecuente ley 28 de 1932), así como el ingreso a la educación secundaria y universitaria (decreto 1972 de 1933 y leyes 1874 y 227 de 1932 y 1933 respectivamente), y el derecho al voto, que le fue negado, pero dejó sentadas las bases para dicho proyecto que se consolidó posteriormente.

La mujer logró llegar a la universidad con posicionamientos sorprendentes en el campo de la intelectualidad, la academia, la cultura y las ciencias, lo cual le dio derecho a escalar posiciones en la política y en el sistema empresarial.

Sin embargo, encontramos reductos de comportamientos retrógrados. Por ejemplo, hitos de violencia en todos los sentidos: físico, psicológico, económico, sexual y obstétrico, rastros que avergüenzan y afectan el prestigio de nuestro país. 

Las preguntas son ¿Cómo hacer para que esos lunares desaparezcan del comportamiento social de nuestra gente? ¿Cuál sería el método y las políticas que el Estado debería implementar para que nos liberemos de estos comportamientos, especialmente del hombre?

Uno de los caminos sería revalorarnos, otorgándonos los reconocimientos que realmente nos pertenecen y respetarnos como seres humanos.

El día que se haga realidad el cumplimiento de los derechos del hombre, seguramente tendremos un panorama totalmente diferente, porque ocuparíamos el lugar que realmente nos corresponde en el contexto de las democracias.

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