Hablamos con Petro
Esta semana en algún lugar converse con el presidente Petro, cosa inusual para quienes no ostentan una credencial de congresista o es beneficiado por una cita conseguida por lo alto, tal vez casualidad o simple justicia divina, dado que a pesar de los méritos y del trabajo de muchos Huilenses jamás podrán acceder a una conversación privada, y por ello les cuento parte.
Le dije presidente, me gusta que no se ha dejado secuestrar por las barras más radicales de la izquierda colombiana y con ello tendrá la posibilidad de lograr un gobierno de unidad sino, que, conseguirá hacer una transición hacia un estado más justo e igualitario, cosa difícil pues siempre somos negados a los cambios y ello nos cuesta mucho.
A escasos días de estar en ejercicio veo necesario decirle que a pesar que el Huila es proporcionalmente pequeño en términos electorales y que además usted perdió por mucha ventaja frente a Rodolfo Hernández, por culpa de la desunión y las peleas malsanas internas entre los que se creen la voz de Dios en la tierra y los top 10 de la moral y la ética, no es menos cierto que somos un departamento agrícola por excelencia y aportamos demasiado a la economía nacional y a la solución de la seguridad alimentaria, que estamos listos con tierras, aguas y gente para ser pilotos de su plan de gobierno con relación al campo, pero que como vamos nos quedamos sin un solo huilense con representación nacional y con poder real, a pesar que podrán ser nombrados algunos ya no serán cargos de suma importancia y lo del Dr. Vladimir Fernández entendemos que es un asunto suyo y personal con él, más no una cuota política así entendida.
Frente a la reforma tributaria que presentó, veo con preocupación que si la esencia del discurso fue que los más ricos tributaran más y que se requerían recursos para atender el déficit y los programas por venir, al parecer es contradictorio en la medida que la base a gravar se amplio y a unos productos que aunque no están taxativamente definidos como de primera necesidad, si lo son, pues comida chatarra como le dicen, hacen parte del diario vivir de los colombianos pobres incluso de clase media, que solo les alcanza para comer embutidos y gaseosas de mala calidad y enfermizos, pero que si les alcanza para sus finanzas y no pasar hambrunas totales; y si es para recaudar dinero, y se dice que se imponen tributos a esos productos solo para que los colombianos se enfermen menos y desincentivar el consumo, pues entonces, así mismo se dejaran de recolectar las grandes sumas de dinero esperado, lo cual es contradictorio en sí.
Fueron muchos temas, pero finalizo con el punto de la producción de gas no puede paralizarse, pues tal vez es el servicio público esencial más barato y el que sí libero a las mujeres colombianas de enfermarse al cocinar con leña, lo que a mi parecer no puede ser posible para luego entregarnos a un negocio millonario para favorecer al gobierno venezolano para iniciar nuevas relaciones comerciales y que le ponga mensaje de urgencia a su bancada para que aprueben la reducción de salarios a congresistas actuales y crear menos burocracia para que la plata le rinda en solo cuatro años de gobierno.
Pdta. Esta semana recibiré la respuesta a mis derechos de petición ante Comfamiliar y espero dar a conocer lo ocurrido.