Una madre en lucha constante para el bien de sus hijos

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A sus 60 años de edad, es padre y madre al mismo tiempo. Con su trabajo ha logrado sacar adelante a su familia.

Por Valentina Cerquera Moreno
Especial/24-7Semanario

Todos los días a las 6 de la mañana se levanta María Yamid Fierro, a organizar las cosas para salir a laborar. Con costales, junto a su hija Karina y Carlitos quien por no poder caminar, llevan en una silla construida por ellas mismas y casi desecha, salen a las calles a ayudar al medio ambiente reciclando.

Yamid es una mujer de 60 años que vive en el corregimiento de Fortalecillas. La vida no la ha tratado muy bien. Desde muy pequeña por ser la mayor de siete hermanas ha trabajado lavando ropa, planchando, y haciendo aseos generales para poder llevar el sustento a la que fue su casa en la niñez.

Cuando tuvo sus cuatro hijos se convirtió en padre y madre al mismo tiempo, pero más aún cuando llegó el menor de todos que hoy día se llama Carlitos.

Ella, desde hace algunos años vive junto a sus dos hijos, Karina, un apoyo incondicional para ella y Carlitos la felicidad de su pequeño y amoroso hogar, quien cuando tenía 17 semanas de nacido tuvo complicaciones de salud y hoy padece de Parálisis Cerebral Espástica.

Hace 30 años, edad del “bebé” como ellas lo llaman, ha hecho que Yamid y su amor maternal se haya dedicado en cuerpo y alma a Carlos Alberto, pues su cuidado es de atención y es ella la que todos los días lo carga entre sus brazos para asearlo y preparar los alimentos que él pueda ingerir, lo lleva a todos los lados a donde vaya incluso a trabajar.

“Si me buscaban a lavar lo ponía a un lado del lavadero, si me buscaban a planchar lo ponía debajo de la mesa, pero nunca lo dejo con nadie solo con su hermana que al igual que yo sabemos qué hacer si pasa algo” cuenta Yamid.

Su hijo es una de las razones para no desfallecer a pesar de los problemas del día a día.

Buscando ayuda

Desde que el niño estaba muy pequeño están en busca de una silla neurológica para él, no han tenido ayuda sino de Dios y los buenos corazones, la EPS – Asociación Indígena del Cauca desde el 2015 les quitó la ayuda de la leche y los pañales, solamente les facilitaba los medicamentos diarios, y de acuerdo a su progenitora, es necesario administrarle la leche porque carlitos no puede comer alimentos normales, estos le producen convulsiones muy fuertes que le provocan graves consecuencias.

Desde hace 5 años Carlos tiene desviada su columna vertebral por falta de silla y cama especializada, su bracito derecho quedo encogido y sus piernas perdieron movimiento por falta de terapias médicas. Una silla mecedora descocida y almohadas casi sin relleno ha sido el reemplazo de una silla neurológica que hasta hoy no ha logrado tener.

La lucha constante por darle bienestar a este ser inocente ha causado también en esta mujer luchadora varios problemas de salud, pues doña María hoy en día sufre de su columna debido a la fuerza constante que hace cargando al niño. Su rodilla derecha ya le está pasando factura y el dolor e hinchazón le están impidiendo su normal movilidad. Por su trabajo a la luz del día y en pleno rayo del sol, un día que se encontraba reciclando un fuerte dolor de cabeza casi le provoca un derrame cerebral, por fortuna fue atendida a tiempo y hoy a pesar de sus dolencias y afectaciones de salud, la señora María sigue en pie de lucha y trabaja fuertemente para brindarle a su hijo lo mejor.

El reciclaje, su sustento diario

El consuelo de María, es poder salir a reciclar, idea que nació de la noche a la mañana.

“Un día salí a vender velitas aromáticas y bolsas de basura para poder darle de comer a mi hijo y comprarle su leche y pañales, me senté en el parque desesperada con lágrimas en mis ojos por no reunir dinero suficiente; no sabía qué hacer, yo hablaba sola dice sonriendo, miré hacia al frente y vi un reguero de botellas de plástico, pues me puse a recogerlas y hasta el son de hoy me encuentro recogiendo basura como lo llama mucha gente en la calle, en este oficio hemos pasado por cosas indeseables, hay personas de mala fe que nos ha pasado botellas llenas de ratas, sapos muertos y cosas llenas de alimentos podridos, incluso, mi hija estuvo a punto de perder su pierna derecha por pincharse con un alambre infectado” cuenta la señora María, pero a pesar de ello, agradece a Dios porque con su trabajo sobrevive en estos tiempos de pandemia.

En su vivienda tienen un lugar donde está todo el reciclaje que recoge, y cuando hay suficiente se pone en la tarea de seleccionar cuidadosamente. Después de un mes entero clasificando todo el reciclaje lo máximo que esta familia ha reunido al venderlo son 300 mil pesos, y en su vivienda pagan por el arrendo 350 mil, prácticamente no les alcanza ni para pagar el techo donde se alojan, es por esto que entre María y Karina se turnan para trabajar en otros oficios.

 “Una vez mi hija y yo trabajamos hasta en construcción, éramos las únicas dos mujeres haciendo trabajos de hombres, yo he trabajado honradamente en lo que salga”

Sin ninguna ayuda económica para su hijo con Parálisis Cerebral, esta mujer no para de agradecer a Dios por tenerla viva, y lucha diariamente para que a su hijo no le falte nada. Pues la vida no ha sido fácil para ella, sobre todo cuando sufre porque Carlitos pasa hasta tres o cuatro días enteros sin dormir debido a las convulsiones que poco a poco va acabando con sus neuronas y generan desventajas en su salud.

La impotencia de no poder brindarle a su hijo las comodidades que merece por la falta de ayudas y dinero hace que a veces ella desfallezca, lo que no sabe es que para Karina y Carlitos, ella es el “ángel” que ilumina sus vidas.

Para quienes deseen colaborar se pueden comunicar al 3155475305.

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