Qué no hemos entendido

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Por Juan Felipe Molano

Desde la creación de nuestro departamento en 1905, los analistas y estudiosos de la sociedad y su desempeño, han señalado que, por nuestra línea descendiente, nuestra topografía y bondadosa naturaleza somos un territorio que llega al 75% agrícola, y eso se mantiene hasta segundos antes de yo escribir esta afirmación y seguro estoy que no cambiara en más de un siglo.

Entonces, si esa es nuestra realidad y nuestra fortaleza, ¿por qué no hemos llegado más lejos? Sencillo. El Estado es el llamado a apalancar el desarrollo invirtiendo nuestros impuestos y los recursos que dejan las regalías sin importar ahora de donde provengan, pero los más importantes son los particulares, los agentes privados, los empresarios, los emprendedores, los soñadores, los arriesgados, los visionarios, que con su propio esfuerzo han posibilitado el crecimiento en infraestructura habitacional, en centros de estudios, en industrialización, en recreación, en producción agropecuaria, pero quienes lideran desde el sector político debemos echar mano de ese capital humano  y empresarial, no para como ocurre hoy día, se les impongan más cargas tributarias, para que los políticos se aprovechen de sus capitales, de sus amigos y de su imagen y luego los tiren al traste, por el contrario, debemos recuperar esa confianza y con ellos, solo con ellos, reformular el departamento y sus 37 municipios, de la mano de apalancamiento estatal pero con mayores bríos de los privados, que desde luego van tras unas utilidades económicas pero esta vez, lo harán cediendo unos puntos de ellos a favor de nuestros coterráneos a través de creación de empresas de economía mixta y donde los agricultores produzcan y otras transformen la materia prima de manera industrializada.

Pero como es costumbre, a la gente le gusta que los políticos les digan lo que ellos quieren escuchar, es decir les gusta que les mientan,  y entonces ellos lo saben hacer y montan su estrategia y  siempre dirán que es que el agro es lo fundamental, que el campesino es humilde y se merece toda la atención, que las vías están en malas condiciones por las lluvias y el descuido de los dirigentes, que los insumos son costosos, que los precios bajan constantemente, que la salud mental y física de los campesinos esta descuidada, que hace falta esto y aquello, que padecemos todos los males, etc.

En fin, tantos halagos y declaración de problemas como si fueran profetas, y cuando llegan al poder vía representación de su electorado, olvidan y de inmediato, aún sin posesionarse elaboran otro plan, desarrollan ideas tradicionales y la inversión presupuestal y los esfuerzos del gobierno miran para otro lado.

Por eso es que el departamento ha intentado avanzar, no niego que ha crecido y mejorado, pero podríamos estar más arriba en el contexto nacional hace rato, necesitamos lideres que nos convenzan de sus promesas, que sean realizables, que nos generen credibilidad, que aún tengan un espacio en su discurso para ofrecer mejores condiciones, hoy veo más  de lo mismos que de verdad yo no sé de dónde van a sacar ofertas ciudadanas si ya han tenido el poder en  manos propias y ajenas, han hecho y se lo valoramos, pero deberían hacerse a un lado, pues el electorado los podría castigar por muy importantes que sean y hayan sido, por más estructura política tengan y dinero inviertan, recordemos cuando Juan Cárdenas Chaves, un desconocido, invisible y tímido ex alcalde de acevedo, derrotó a los grandes de la época, Plazas Alcid, Jaime Losada, Julio Bahamon, ente otros, y la unidad de partidos políticos para derrotarlo.

Pd. eche un vistazo a la página web de la Gobernación del Huila, y encuentro información actualizada solo a 2017, y siguen creyendo que nuestra tierra sigue produciendo algodón, maíz, sorgo, tabaco, la verdad no sé en donde es eso, aquí hace más de una década dejamos de producir esos productos, hoy es ya incipiente, de seguir así con información errada, falta de diagnósticos reales y focalización del deseo, nos pondrá en el fracaso.

Pd. Debemos jugárnosla con un candidato que sea capaz de incluir en su discurso y luego hacerlo, en invertir en sus cuatro años de gobierno una cifra extraordinaria del presupuesto oficial para recortar las brechas entre el campo y la ciudad, entre la pobreza y el éxito, entre las prácticas arcaicas y la industrialización, que deje a los contratistas hacer su trabajo sin necesidad de coimas.

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