Caficultura expectante por factor climático: cruzando dedos por la floración

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Los productores colombianos cerraron un año con preocupación por el exceso de lluvias de 2021, ahora le piden a San Isidro Labrador que quite el agua y ponga el sol.

Por Germán Enrique Núñez Torres
Especial/24-7Semanario

Empezó el 2022 y con él muchas inquietudes en la caficultura, que van desde el clima y su impacto en floraciones y cosechas hasta factores externos del oficio cafetero como debate electoral, tasa de cambio, logística y precio internacional del grano, una serie de variantes que juegan un papel determinante en productividad, rentabilidad y sostenibilidad.

La colombiana, es una actividad cafetera juiciosa, innovadora, audaz y preparada para los grandes desafíos, razón por la cual los caficultores miran al firmamento, observan los cafetos y hacen cuentas. Las del año anterior con invierno fueron poco halagüeñas, pero todo indica que hay misericordia meteorológica y que en ocho meses la cosecha será generosa y grata.

Huila, referente en producción

Para nadie es un secreto que el departamento del Huila es un referente en producción de café y por ello los labriegos han tenido su atención puesta en el firmamento, a la espera que el astro rey brille para darle luminosidad o radiación solar a las plantas y así garantizar el brote de las anheladas flores blancas, las que terminan redundando en la recolecta.

Cabe anotar que entre el cierre y comienzo de año hubo sol intenso, sin embargo, volvieron algunas precipitaciones, al parecer las llamadas lluvias de verano, ojalá y sea eso, pues los productores requieren de una luminosidad mucho más larga de tres semanas en promedio, factor que permite que broten los capullos o pimpollos, tan esperados en el tema cafetero.

Para nadie es un secreto que el departamento del Huila es un referente en producción de café.

El clima, según los expertos en el tema cafetero del Huila ha estado relativamente bueno y hacen toda la fuerza porque sigan los días soleados, cargados de luminosidad, un factor que sea el común denominador de enero y esa particularidad climática que requieren los cafetales.

El Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros del Huila, Jorge Enrique Montenegro Polanía, le dijo a Diariolaeconomia.com, que, de darse la floración, habrá que esperar ocho meses para calcular la cosecha del segundo semestre, es decir la cosecha que se registraría en septiembre y octubre para el caso del Eje Cafetero tradicional y en gran parte la recolecta de la tierra opita, provincia de marcado suministro no solo en volumen sino en calidad.

De esa recolección, y haciendo precisiones del Huila, el sesenta por ciento, manifestó Montenegro, hace parte del sur del departamento, el otro 40 por ciento será cosechado en el primer semestre del año que recién arranca, advirtiendo que, para esa cogida, la floración no fue la mejor por asuntos climáticos, esencialmente por exceso de lluvias y escaza luminosidad.

Cosecha si, pero…

Luego del invierno prolongado durante 2021, los caficultores del Huila tienen sus reservas por la cosecha inicial a recoger en 2022, la del primer semestre, porque sin duda el fenómeno de La Niña afectó la fluorescencia, una menor luminosidad entre septiembre y octubre que podría pasar factura en producción. Aclaró que de todas maneras habrá que esperar el pronóstico de cosecha que realizará la Federación Nacional de Cafeteros a mediados de febrero con flores en los árboles y que determinará la producción esperada entre abril y mayo en regiones como Nariño, Cauca, así como el norte y el occidente del Huila en donde, recalcó, se canaliza el 40 por ciento del café del departamento.

Algunos productores creen que por el invierno intenso de 2021 y el clima favorable de inicio de año podría esperarse una primera cosecha no muy grande y un segundo semestre en niveles óptimos, de todas maneras, la institucionalidad cafetera del Huila, insiste en que es necesario esperar y ver qué pasa en adelante, si el veranillo logra sostenerse para optimizar las proyecciones en producción en los próximos ocho meses.

 “Hay que esperar para hacer cálculos, en materia cafetera, todo depende de lo que pase en el mes de enero y parte de febrero, porque generalmente hay verano y se prepara la floración que es la conversión a grano y por ende la producción del bebestible, repito, es muy temprano y es mejor, con prudencia, eso sí, con mucha fe, esperar que se viene para el país y el departamento en producción de café, por el momento todo es incierto”, declaró el señor Montenegro Polanía.

Hoy la caficultura sigue esperando el comportamiento del clima, lo que quiere decir que el asunto atmosférico impone condiciones en producción a nivel mundial y desde luego Colombia está actualmente en medio de ese acertijo, como quién dice que por estos días los productores volvieron a desempolvar el viejo tema, inmortalizado por el brasileño Nelson Ned, “sí las flores pudieran hablar”, pues persisten algunas inquietudes atmosféricas.

Un año que inició con buenos precios

Con la llegada del nuevo año, los precios siguen por encima de los dos millones de pesos, una condición económica que invita a ponerse al día, es decir pagar acreencias, invertir en la finca, puntualmente en el cultivo del café, adquirir fertilizantes, optimizar la apuesta tecnológica con la compra de maquinaria como también equipo y desde luego mejorar todo la concerniente a calidad de vida.

El café, seco o húmedo, aseveró el directivo, siempre necesitará mejoras y ayudas de avanzada que permitan optimizar los despachos, así como el beneficio mismo del grano.

Insistió que el ahorro del caficultor es trascendental para paliar épocas complejas que podrían volver a darse, esperando que no sean dificultades tan extremas, pero Montenegro afirmó que hoy como nunca es perentorio reservar o atesorar recursos, claro está sin dejar de invertir en lo necesario y dejando al día todos los temas.

Señaló que desde el Comité de Cafeteros de Huila se viene diciendo que lo ideal es no incentivar o cultivar más áreas, pero ello a cambio de mayor eficiencia y aumento de la productividad, pues el directivo estimó que es el momento de ir renovando los cultivos que ya terminaron su apogeo, para que el sistema productivo pueda tener un ciclo acorde con mayores obtenciones de grano.

Así las cosas, son necesarias variedades más resistentes, aumento de la densidad de siembra y baja en la edad de los cafetos entre otros requerimientos para que el caficultor sea más productivo.

 “Es sencillo, el productor debe bajar las edades del cultivo del café, cambiar las variedades por unas más productivas y resistentes a enfermedades, aumentar el número de árboles por hectárea, 6.000, 7.000 o más. Es bueno decir que, al aumentar la densidad, se cogerá el café en menos tiempo, lo cual implicará la llegada de nuevos y rápidos recursos económicos, por supuesto, el cambio y la renovación de árboles, tendrá que hacerse de manera recurrente y sin dilaciones, porque con ello aumenta la productividad, todo sobre pilares de una caficultura siempre joven”, señaló el Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros del Huila.

El efecto invernadero

En opinión de Montenegro Polanía, el impacto del clima no solamente conlleva a una amenaza permanente de la salud humana por un tremendo repotenciamiento de virus y enfermedades, sino que igual el fenómeno ataca y afecta plantas, cultivos, animales de cría y otras especies.

Para evitar sorpresas y nuevas enfermedades en el café, apuntó Montenegro, el caficultor debe propender por buenas prácticas agrícolas que finalmente conducen a la sanidad del cultivo. Dentro de esos trabajos, explicó, está el cumplir a cabalidad con las recomendaciones de siembra, fertilizar y explorar los árboles para identificar a tiempo una señal que levante sospecha o inquietud, un asunto que pasaría a manos del Centro de Investigación del Café, Cenicafé.

El clima, según los expertos en el tema cafetero del Huila ha estado relativamente bueno y hacen toda la fuerza porque sigan los días soleados, cargados de luminosidad.

En caficultura, añadió Montenegro, es determinante la trazabilidad y la inocuidad, todo a la par con unos cafetos sanos, atendidos y estrictamente vigilados, alejados de cualquier plaga o enfermedad que pueda aparecer, un tema que se puede prevenir con buena agronomía y mantener bajo control, problemas sanitarios como roya en invierno y broca en verano.

Huila, liderazgo cafetero

El café del Huila tiene una realidad amable, ya que no solo es cantidad sino calidad, todo un componente de valor agregado y diferenciación que lo ubican en los primeros lugares a nivel mundial.

El trabajo de caficultores, cooperativas, asociaciones, gremio e institucionalidad, ha empujado marca, origen y prestigio, un propósito en donde también hubo camiseta puesta en la región, faltando un poco más de protagonismo en las entidades gubernamentales del departamento por la importancia que reviste el café para una provincia con marca cafetera muy bien ganada.

 “El café de Colombia, es el café especial del mundo, así lo dijo el Gerente General de la Federación Nacional de Cafeteros Roberto Vélez Vallejo, y de Colombia el grano del Huila. Ese es un llamado de atención al departamento para mirar con muy buenos ojos, pero con apoyos concretos y recursos. El poder seguir generando una caficultura de tejido social, de aporte importante a la oferta nacional y darle continuidad a un trabajo cafetero que hoy es modelo y ejemplo, no solo por productividad sino por calidad y adopción de tecnologías que ayudan con el buen nombre de un producto diferente, aromático y espectacular, sin duda alguna, primeros en el contexto nacional, y por qué no decirlo, a nivel internacional”, afirmó el directivo.

Un aporte que le ha hecho la caficultura huilense a la nacional está básicamente en los cafés diferenciados, no en vano el Huila fue el primero en los concursos de calidad y taza, un toque diferente a la ya reconocida calidad de los granos nacionales, el opita, sin vacilación, un café bendecido, muy colombiano, pero tan diferente como el que más, puesto que en aroma y sabor, el encanto y exclusividad fluyen en notas finas y excepcionales.

Montenegro reconoció reiteradamente el papel fundamental de la asociatividad que permitió fomentar tareas estrictas y la producción grupal de café, todo un modelo comprometido con unos estándares elevados en calidad y diferenciación, sin desconocer lo hecho por otras regiones que de alguna forma replicaron la manera eficaz y comprometida con la que el Huila siembra, cosecha y beneficia café, perfectamente de los niveles del punto aparte.

En materia de café se habla de historia, quizás de regiones vanguardistas o pioneras, de caficulturas extensas y matronas, pero sin duda alguna el presente del café huilense es de ensueño, ya que, gracias a un café especial, la región pudo darle un toque de valor agregado a la calidad.

A criterio de Montenegro, el departamento persiste en ese reto de seguir promoviendo una caficultura, no solamente sostenible, en donde hay tanto por hacer en medio ambiente, sin descuidar productividad, pero defendiendo un gran activo regional, la calidad, ese factor diferenciado, una apuesta del Huila con recursos, con apoyos a los productores y esperando más porque en la producción de café, señaló el líder, ese factor dinero es vital y por lo general insuficiente a la hora de hacer las cosas totalmente al derecho.

Hoy la caficultura busca rentabilidad, sostenibilidad y responsabilidad, pero esas metas obligan a recurrir a buenas prácticas, responsabilidad ambiental, productividad y una diferenciación que agregue valor y mejore los ingresos. Hoy la actividad cafetera sigue con grandes desafíos globales que tienen que ver con logística, escasez de materias primas, elevado costo de los insumos agrícolas y el seguir trabajando por incentivar el consumo interno de café, que gracias a un trabajo aplicado empieza a mostrar resultados, porque actualmente el colombiano sabe más de café, le deja mal gusto el grano importado, lo identifica y por eso un nacional, defiende una buena taza de café colombiano, excelso, cueste lo que cueste, un grano sin competencia de la tierra a la cual llegan unos productos de mal sabor, que compiten, a futuro con desventaja, con el bebestible local, suave, con sabor, acidez y fragancia, nada disfrazado o con la bandera de Colombia cuando se trata de grano importado de la región o vecindario, de hecho, con menor calidad.

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