Momento de elegir
Tengo la suerte de que a los que quiero y ya no están, siempre los recuerdo sonriendo. No se qué proceso realiza mi mente pero disfruto que así sea porque me hace sentir bien recordarlos así.
¿Somos conscientes de que yo, por el hecho de estar acá escribiendo y vos por estar leyéndome somos realmente afortunados? La vida es muy corta y este año hemos aprendido a valorarla aún más, ¿o no? Levante la vista en este momento y observe: encontraremos muchas cosas por las cuales honrar la vida y cuidarnos para seguir disfrutándola. Somos mucho más afortunados que la mayoría en el planeta.
Según la filosofía todos buscamos la felicidad. Es bueno reflexionar que la misma es el resultado de acciones que optamos realizar y no de la magia. Todo comunica y si elegimos mejor, valoramos los momentos seguramente lograremos tener paz y transmitir buena vibra.
Buscar motivaciones, evitar pretextos, aprovechar cada una de las oportunidades que se nos presentan. Dejar de castigarnos con las cosas que no hicimos, con el tiempo que pasó, con los objetivos no cumplidos, comenzar a proponernos cosas, buscar nuevos horizontes que nos aporten tranquilidad.
No importa si vives en el país más feliz del mundo según mediciones como el Índice Global de la Felicidad y tantos otros, no necesitamos medirla ni lograr una definición perfecta, sino más bien buscarla. No necesitas inscribirte en la clase más popular de la Universidad de Harvard como es la “Catedra de la Felicidad” para sentirte mejor (más de 200 Universidades de todo el mundo incluidas algunas colombianas la están implementando). Recuerden que el sentirse bien aumenta la productividad.
Ser mejor ser. El sentido común es como el desodorante, los que más lo necesitan no lo usan… Fundamental comprender que no es lo que se dice, sino COMO lo decimos y eso depende exclusivamente de nosotros. Es una elección de cada minuto como nos relacionamos con el entorno.
Gracias a la revolucionaria propuesta que en la ONU realizó el rey de Bután en la década del ‘70 (primer país que hizo de la búsqueda de la felicidad una política estatal) se comenzó a analizar en este importante organismo la “Felicidad Nacional Bruta” apuntando más al desarrollo espiritual que al económico. ¡Qué ejemplo!
Por eso, la buena onda es una elección de vida. Erradicar los pensamientos apocalípticos y aprender a disfrutar el momento agradeciendo la vida.