“Apagar las llamas, es un acto de convicción”

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Arriesgar la vida con el objetivo de proteger a los demás y salvaguardar los bienes y propiedades tanto de particulares como del Estado, es el punto central de la siguiente historia, en donde la valentía y la determinación son los valores supremos.

Por: César Pérez Rojas
Especial/ 24-7 Semanario

Hay muchas profesiones en que las personas se pueden desempeñar, pero las más loables son las que a fin de proteger a la gente y a la naturaleza, se es capaz de arriesgar la propia integridad muchas veces no pensando en lo pueda pasar, algo que el Teniente Elmer Pérez Cerquera, comandante del Cuerpo de Bomberos Oficiales de Neiva conoce a la perfección. 

Su historia, se remonta a principios de 1990, cuando precisamente en marzo de este año luego de haber trabajado por algún tiempo como mensajero de una empresa de telecomunicaciones de la ciudad, un amigo cercano le dice que existe la posibilidad de ingresar a trabajar en el Cuerpo Bomberil de Neiva, que había una vacante, algo que aceptó de inmediato. “Yo de niño como muchos otros pequeños teníamos el sueño de ser o policías o bomberos” expresó el oficial.

Además de atacar conflagraciones, los bomberos son capacitados para muchas otras cosas, rescates, inundaciones, caídas de árboles, sismos, entre otras.

El siguiente paso que dio, fue analizar que ingresar a la institución bomberil era una muy buena oportunidad. De inmediato se fue capacitar a la ciudad de Bogotá durante cuatro meses, en donde salió con el grado de bombero profesional, una profesión cuya formación es extensa porque se capacita en otras calamidades como inundaciones, terremotos, incendios estructurales, vehiculares, forestales entre otras muchas tareas.

Terminada su formación bomberil,  Pérez regresa a Neiva y en primera instancia se inclina por formar nuevos bomberos haciendo uso de lo aprendido en Bogotá, lugar que originaba en esa época una forma diferente de manejo de emergencias con ayuda de nuevas tecnologías y asesoría extranjera.

A mitad de ese año, cuando Pérez ingresa como tal al Cuerpo de Bomberos de Neiva, la institución era dirigida por los comandantes de la policía local, y en un inicio sólo había 14 personas que hacían turnos de a siete bomberos, 24 horas mientras que el resto descansaba ese mismo espacio de tiempo, lo que permitía tener cobertura todos los días de la semana. En el año 1995 la Administración Municipal inició una serie de restructuraciones en donde la capacidad de personal se vio afectada gracias a una reforma  que se extendió por espacio de cinco años, con el agravante que los cuerpos en el departamento eran sólo cuatro: Neiva, Pitalito, Garzón y Gigante.

Debido a esta difícil situación el Gobierno Municipal de turno, en 2001 vio la necesidad de ampliar la planta de personal, e incorporaron 10 bomberos más para tener un total de 20 en la ciudad, pero luego de eso en una nueva reforma sólo dejaron tres personas y optaron por  contratar con bomberos voluntarios, algo que se extendió por seis años hasta el 2006, en donde nuevamente él se reactivó bomberos oficiales y se nombra a las 20 personas que ya habían estado, algo que duró hasta el año 2013, año en el que debido a unas recomendaciones de salud ocupacional y viendo que la ciudad estaba creciendo muy rápido, se toma la decisión de aumentar la planta a 30 miembros.

 “Un empresario de la ciudad donó un lote en la zona industrial y se pudo construir una subestación y se dividió la ciudad, ellos se encargaban de Río del Oro hacía el sur, y los de la estación central del resto de la ciudad”

Emergencias en Neiva

En la ciudad hay dos temporadas de emergencias, una es la de finales de noviembre hasta principios de enero fechas en las que se presentan sobre todo incendios estructurales porque la gente es muy descuidada con temas como las instalaciones navideñas o con la cocción de la comida de fin de año.

Otra temporada es la que estamos viviendo actualmente de junio hasta finales de octubre debido a las altas temperaturas y fuertes corrientes de viento producen incendios forestales, además que la gente empieza a quemar por la proximidad de una segundo periodo de lluvias con el objetivo de preparar el terreno para la siembra de cultivos lo que en muchas ocasiones se sale de control.

Aunque en este año se han presentado varios incendios forestales como el de Moscovia que fueron 63 hectáreas, y en otros puntos que han sido de 40, 32 y 26 hectáreas el año pasado según las fuentes oficiales en el periodo de junio a septiembre se atendieron 386 casos de incendios forestales, algo que no se presentaba desde hace más de 16 años y que a la fecha ha consumido  más de 3.900 hectáreas.

Otro fuerte incendio que se presentó este año, y en el que el Cuerpo de Bomberos de Neiva hizo parte, fue el ocurrido en zona rural del municipio de Palermo, el cual debido a que se incendiaron dos cerros simultáneamente, Buena Vista y Divino Niño, hubo una gran conflagración que se extendió por espacio de cuatro días y que debido a esto contó con ayuda de la Fuerza Aérea.

Los incendios forestales son los que más se presentan en la ciudad.

“Experiencias que marcaron mi vida”

Con una mirada indescriptible, el teniente Pérez recuerda tres eventos en los cuales estuvo cerca de perder la vida. La primera fue cuando recién estaba en entrenamiento en Bogotá y se presentó un incidente en una fábrica de esmaltes cuando en un momento al descargar cetona se ocasiona un incendio y varias estaciones de bomberos fueron enviadas para controlar la emergencia, en una de esas iba el nuevo bombero Pérez y cuando llegaron al lugar dijeron que necesitaban una línea de manguera de 2.5 pulgadas que necesitaba 6 hombres para sostenerla, a la cual el accedió, pero cuando iban pasando muy cerca de ellos un trasformador de energía cayó al suelo y energizo el suelo con la línea que se había averiado. La suerte, recuerda Pérez, estaba de su lado.

El segundo caso se presentó en un incendio pequeño, de alrededor de dos metros en el sector de Víctor Félix Díaz, el cual era una especie de hondonada que había, al examinar la emergencia le indicó a los hombres que estaba a su cargo que trasladaran unas bombas de agua porque no alcanzaba las manguera, algo que vio muy sencillo, pero de un momento a otro se originó una ráfaga de aire muy fuerte y abraso material vegetal que estaba en el lugar produciendo así llamas de casi de doce metros las cuales estuvieron a punto de quitarle la vida por incineración. “Esa vez lo que me salvó la vida fue correr y gritarle a la máquina que arrastrara la manguera, yo creo que para nosotros el miedo es una arma muy poderosa, pues es la que nos advierte a pensar y reaccionar ante el peligro y a huir en caso de que veamos que podemos perder la vida” indicó el Teniente Pérez.

La última fue cuando hubo la explosión de la casa bomba en Villa Magdalena.

“Cuando nosotros llegamos, quedamos bloqueados, al ver la magnitud de los daños, personas desmembradas por todos lados, casas destruidas; nuestra labor se extendió por espacio de cinco días en donde vimos cosas que nunca se me borraran de la mente debido a la crueldad de las imágenes” indicó el jefe de bomberos de Neiva.

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