Si al impuesto a las bebidas azucaradas

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En Colombia este impuesto se ha venido discutiendo desde 2016, sin que hasta la fecha haya sido adoptado por el Congreso, pero cada día que pasa se hace más necesaria la creación de políticas públicas y estrategias que permitan revertir la tendencia al exceso de peso en el país.

Especial/24-7Semanario

Aunque existen estudios que demuestran que el exceso de azúcar es malo para la salud, y que ello, está relacionado con el aumento de enfermedades por la ingesta de un mayor consumo de bebidas azucaradas y de alimentos ultraprocesados, el anuncio de que estos alimentos serán gravados en la próxima Reforma Tributaria, causa controversia.

Y no es para menos, puesto que para algunos legisladores los impuestos a las bebidas azucaradas están sobre la mesa del análisis como una medida de salud pública para prevención de enfermedades crónicas.

Esta no es la primera vez que un gobierno aborda la importancia de imponer un impuesto de este tipo con el objetivo mejorar la salud pública. Durante el segundo gobierno de Juan Manuel Santos, en 2016, con Alejandro Gaviria como ministro de Salud, se buscó la contribución tributaria de este segmento del mercado.

El ahora ministro de Educación de Gustavo Petro en su momento afirmó que no se trataba de un capricho tratar de imponer este impuesto, pues en varios países de primer mundo era una medida que ya se había tomado sobre todo en torno a la salud pública.

Aval de la OMS

En 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que este tipo de iniciativa por parte de los gobiernos de diferentes países estaban bien encaminadas, pues se había demostrado su influencia en la obesidad, diabetes tipo 2 (que se caracteriza por las malas costumbres alimenticias) y la caries.

Se estima que una lata de bebidas endulzadas puede contener 40 gramos de azúcares libres (10 cucharadas de azúcar). Esto equivale casi al límite de ingesta de azúcares diaria que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para llevar una vida saludable y evitar la obesidad.

Según la OMS, la obesidad y el sobrepeso son un factor de riesgo que facilita la aparición de otras enfermedades como las cardiopatías, la diabetes, los trastornos del aparato locomotor y algunos tipos de cáncer. En niños y niñas, la consecuencia de una obesidad puede resultar incluso en muertes prematuras, discapacidades en la edad adulta y riesgos psicológicos.

En su momento, el entonces senador Iván Duque fue uno de los responsables de dejar las bebidas azucaradas sin este tipo de impuestos, argumentando que más allá de las bebidas azucaradas, había otros incidentes o condiciones que llevaban a las personas a la obesidad, como lo son el sedentarismo, el poco consumo de frutas y verduras, y el alto consumo de sal y carbohidratos dentro de la dieta colombiana

Impactos directos del impuesto:

• Disminución en el consumo de bebidas azucaradas: un impuesto del 24 % a estos productos tendría el potencial de reducir la obesidad en los hogares de ingresos más bajos entre un 5 % a un 10 %, y en los hogares de ingresos medios entre 5 % y 8 %.

• Reducción en los gastos del sistema público: para 2016 se destinaron más de 25 billones de pesos anuales de los recursos en salud a la atención de enfermedades prevenibles en Colombia. Sumado a esto, tan solo el gasto por diabetes atribuible a bebidas azucaradas se estima en más de 740 000 millones de pesos al año.

• Recursos públicos nuevos: quienes estén dispuestos a pagar este costo adicional por consumir bebidas azucaradas generaría recursos fiscales, los cuales pueden ser útiles para la financiación de bienes y servicios públicos, programas y demás políticas direccionadas a mejorar la salud pública. Estimaciones para el caso colombiano muestran que una sobretasa del 20 % al consumo de bebidas azucaradas generaría al menos un billón de pesos anuales.

Impactos indirectos del impuesto:

• Beneficiaría en mayor medida a los hogares de menores ingresos: esto se debe a que son quienes más consumen este tipo de productos y, al mismo tiempo, son quienes tienen mayor potencial de ser disuadidos en el consumo de estos productos una vez el impuesto sea implementado.

• Beneficios en la salud: se disminuyen los riesgos de sobrepeso, obesidad y otras consecuencias no previstas.

•Beneficios en los ingresos: esta menor morbilidad también representa ahorros importantes en los hogares relacionados con gastos de bolsillo y gastos asociados a las enfermedades.

• Ganancias en productividad: esto también se traduce en mayores ingresos para las personas. A menores días de incapacidad, menor ausentismo laboral, y por tanto más horas de trabajo disponibles.

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