31 años después, llegó un Papa a Colombia

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Después de 12 largas horas de vuelo desde Roma hasta Colombia, el Papa Francisco aterrizó en el Aeropuerto El Dorado de la capital del país, donde dará inicio a su vista durante cinco días hasta el próximo domingo.

Francisco visitará las ciudades de Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena.

Hace 31 años que un papa, no visitaba a Colombia. El último fue Juan Pablo II que pisó suelo colombiano el primero de julio de 1986; ahora es Francisco, quien llegó a nuestro país con mensajes de paz, amor y reconciliación.

Terminó la espera

El máximo jerarca de los católicos llegó en el Airbus A330 de la compañía italiana Alitalia, que despegó del aeropuerto romano de Fiumicino poco después las 11 de la mañana, hora italiana, y tenía previsto aterrizar en el aeropuerto internacional de ElDorado, de Bogotá, hacia las 4:30 de la tarde.

Francisco descendió del avión que lo trajo a Bogotá y durante algo más de cuarenta minutos, saludó a los cientos de personas que lo recibieron en el Aeropuerto de Catam, encabezados por el presidente Santos, incluyendo muchos niños que le cantaron, bailaron y lo recibieron con alborozo.

Saliéndose de los protocolos como siempre, el Papa Francisco dio su primer mensaje a los jóvenes colombianos, reunidos en la Nunciatura Apostólica después de un recorrido de 15 kilómetros desde el aeropuerto de CATAM de la Capital Colombiana.

En su primer pronunciamiento en territorio colombiano el Papa Francisco se dirigió a los ciudadanos con palabras de agradecimiento por la efusividad con que fue recibido en el país.

Tras llegar a la Nunciatura Apostólica, Francisco agradeció al pueblo colombiano y le pidió seguir siempre adelante.

El Papa se dirigió especialmente a los niños y jóvenes de Colombia, a quienes agradeció “por la alegría que tienen”.

Regalos para el Papa

Al Papa Francisco en la Nunciatura Apostólica, lo recibieron con canciones colombianas y los jóvenes, lo invitaron a sumarse a su parche y él con la sencillez que le caracteriza como humano, aceptó hacerlo y humildemente recibió algunos regalos que le tenían como una ruana de color blanco, con los símbolos del Vaticano, un velón con la imagen de la Virgen de Chiquinquirá y un vitral en donde se mostraba a un Cristo vivo como el que él ha predicado siempre en su carrera religiosa y más ahora como jefe de la Iglesia Católica.

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