Lo que nos espera en el 2021

0

La reapertura de los sectores productivos ha conducido no solo a indicadores positivos en el desempeño de la industria, el comercio y los servicios, sino también a la recuperación de millones de puestos de trabajo.

Especial 24-7Semanario
Por Luis Alfonso Albarracín Palomino

alfonso519@gmail.com

El presente año que tendremos los colombianos estará marcado con la tragedia más grande que ha tenido la humanidad por la pandemia del Covid-19. Ahora el 6 de marzo vamos a cumplir un año, desde que aparecieron los primeros casos de contagios en Cartagena. A partir de ese momento empezó el peor viacrucis que han estado viviendo los colombianos. La profunda crisis social y económica en que se debate la sociedad tiene en jaque los niveles de bienestar de la población más vulnerable.   

Mucho se ha dicho ya sobre el impacto del covid-19 en la vida de los huilenses. Han existido muchos documentos que se han publicado sobre la situación en que se encuentran las actividades económicas en la región. Ha existido un amplio repertorio de análisis y opiniones durante los últimos meses, en un esfuerzo por digerir y dimensionar un hecho que es, ante todo, un parteaguas de la historia.

Mucho se ha dicho ya sobre el impacto del covid-19 en la vida de los huilenses.

La parálisis en seco que sufrió la economía, que supusieron la llegada masiva del virus a buena parte del país y especialmente en nuestro departamento y las subsiguientes medidas de confinamiento permitieron que por causa de la fuerza de las circunstancias afloraran controversias hacia todo lo que compone la cotidianidad en la sociedad en general. Todo fue objeto de análisis y severos cuestionamientos: las relaciones, los modos de producción, la organización laboral, el consumo y, lo más importante, el sentido mismo de la existencia pasó a examen en el fuero interno de millones de personas en Colombia.

Sectores en crisis

El impacto de la pandemia ha sido transversal, porque tocó a todos los sectores de una sociedad marcada de tiempo atrás por una profunda fragmentación. Lo hizo de distinta forma y perjudicando mucho más a los más necesitados. De ahí que el reto ahora sea actuar para que esta crisis marque el comienzo de la corrección de lo que venía mal y no, como es un riesgo latente, de un agudizamiento de problemas estructurales como la desigualdad y la inequidad.

Tras la fuertísima tormenta que supuso para la economía la pandemia de covid-19, se espera un desplome de entre el siete y el ocho por ciento, a lo que hay que añadir un desempleo del 14,7%. Pero las cifras más recientes dan cuenta de que ésta, con mucho esfuerzo, se ha encaminado por la senda de la recuperación.

Reapertura a medias

La reapertura de los sectores productivos ha conducido no solo a indicadores positivos en el desempeño de la industria, el comercio y los servicios, sino también a la recuperación de millones de puestos de trabajo. Ahora con las medidas restrictivas impuestas por algunos alcaldes y gobernadores, están generando cierta incertidumbre, porque se prevén la pérdida de más de 500 mil empleos en el país. La pandemia de covid-19 exacerbó fallas estructurales del mercado laboral que requieren un debate nacional sobre reformas.

Se deben explorar y analizar otra clase de iniciativas para recuperarnos de esta crisis. Evitar o moderar el retroceso requerirá esfuerzos y sacrificios en clave colectiva, una actitud comprometida y solidaria de toda la sociedad: gobierno, banca, gremios, empresarios, patronos y empleados. La reactivación económica debe acompañarse de medidas para crecer con equidad, blindar empleos y proteger a los más pobres.

El país sigue transitando la ruta de combinar la reanudación de la mayoría de las actividades económicas con el control del comportamiento de la pandemia. Este es un equilibrio delicado que, hasta el momento, ha generado un saldo positivo en la recuperación lenta de la dinámica productiva del país.

Otras noticias de esta sección Más del autor

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.