La noche que los extraterrestres sobrevolaron el Valle de Laboyos
Hace 27 años unas luces extrañas que flotaron sobre las colinas de Bella Vista, exacerbaron la imaginación de un periodista que anunció al pueblo a través de su emisora que la invasión alienígena había llegado a Pitalito.
Por Hugo Mauricio Fernández
Relatos/24-7 Semanario
La extravagante anécdota que desconcertó a los laboyanos ocurrió en 1993. Al mejor estilo de Orson Welles y su famoso episodio radial de La guerra de los mundos, Ricardo Ayerbe González, un reconocido periodista de Pitalito, aficionado al tema de los ovnis, propagó como un virus la insólita noticia que anunciaba la invasión de naves extraterrestres en el Valle de Laboyos.
El joven periodista de entonces, además de tener el gusto por la lectura de libros de ovnis y extraterrestres, era un profesional emprendedor de las comunicaciones, cuyo talante lo llevó a crear la primera emisora de FM en el municipio de Pitalito, denominada Preferencial Estéreo. Y fue desde sus micrófonos que entregó a los radioescuchas laboyanos ese informe extraordinario que el pueblo pudo contemplar con sus ojos incrédulos.
El fin de los tiempos
En las calles de Pitalito la gente no daba crédito a lo que fulguraba sobre las montañas y praderas orientales del Valle de Laboyos. Las asombrosas luces que destellaban en las cumbres eran la señal inequívoca de la llegada de seres de otros mundos. Los ángeles apocalípticos. El fin de los tiempos. La segunda venida del Señor. El caos se apoderó del pueblo. Los feligreses de rodillas en las calles alzaban sus manos a los cielos. Las madres escondían a sus hijos. Hombres y mujeres corrían despavoridos por las callejuelas imantadas de luz intermitente.
Sin embargo, el contagio del miedo no encandiló a Nelson Carvajal, otro periodista inolvidable de Pitalito asesinado por la pandemia de la corrupción. Con la audacia, rectitud e inteligencia que lo caracterizaban, Nelson llamó al comandante del batallón Magdalena de la época, seguro que el único capaz de esclarecer el misterio de las chocantes luces era el militar, ya que los soldados deberían estar patrullando en la zona. Pero al otro lado de la línea el coronel no contestaba.
La guerra de los mundos
Mientras tanto, Ayerbe y sus correligionarios celebraban, no sin algo de recelo y turbación, el haber estado en lo correcto cuando testificaban la existencia de seres de otros mundos que visitaban nuestro planeta en raros objetos voladores. Los escogidos reafirmaban sus orígenes atlántidas. Su sangre anunaki. Descendientes de los alienígenas, deberían viajar con ellos en sus naves, pero preferían seguir protegidos en sus casas porque una cosa es leer literatura sobre ovnis y otra muy distinta tenerlos parqueados sobre el cielo de tu pueblo como luciérnagas gigantes.
Y aunque de las supuestas naves extraterrestres no descendieron seres extraordinarios con vestiduras metálicas y extremidades de insectos que demolieron las edificaciones y dispararon sus rayos laser contra los laboyanos, la inopia de los aldeanos era suficiente para crear una escena de dimensiones espantosas, que semejaba pasajes del libro de las Revelaciones escrito en la isla de Patmos por el profeta San Juan el teólogo. Sin embargo, las verdaderas amenazas de Pitalito no estaban en el cielo, sino en la tierra y siempre han tenido nombre propio.
Alienígenas del Magdalena
Por su parte, la insistencia de Nelson por la verdad, que también lo llevó a la tumba, pudo esclarecer el misterio de las luces. Luego de hablar por teléfono desde su casa con el comandante, al otro día en su noticiero Amanecer en el campo, de la emisora Radio Sur, donde trabajó hasta el día de su asesinato, desmintió la versión apócrifa de los extraterrestres: “Anoche los únicos alienígenas de esas montañas eran los soldados del Batallón Magdalena que encendieron unas bengalas de guerra en busca de subversivos del frente 13 de las Farc. El periodismo no es para especular sobre lo que pasa en las nubes, es para contar la realidad de la tierra”, concluyó categórico Carvajal.
Así fue la noche inolvidable que los extraterrestres sobrevolaron el Valle de Laboyos.