Cifras optimistas

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Mientras persistan las actuales condiciones crecientes de contagios por el Covid, en nuestro territorio nacional, muy difícil será encontrar el anhelado sendero de recuperación económica que tanto anhelamos los colombianos. Los últimos tres trimestres del año anterior se convirtieron en un gran aliado para una rápida recuperación, que generaron empleos y frenando la caída de la economía en recesión que se presentó en la vigencia 2020, con un indicador desastroso del -6,8%, producto de la pandemia de este virus mortal que afectó la dinámica productiva.

De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), la economía creció 9,9% el año anterior. La presente vigencia, pese a que todos quieren que sea un año mejor y traiga nuevos retos, como se plasma en los mensajes que se envían cada 31 de diciembre a media noche, no se puede olvidar que los riesgos que persisten siguen siendo los mismos y algunos han incrementado su fuerza, como es el caso de la inflación en la lista de prioridades, por ser el más relevante, incluso por encima de la búsqueda del pleno empleo.

Aumentando la presión en este tema, la crisis logística está lejos de darse por superada; ya grupos navieros como Maersk han señalado que se van a seguir presentando retrasos en el transporte de carga, y que los nuevos brotes y picos generados por Ómicron afectarán la capacidad de las empresas para mover mercancía alrededor del mundo.

Las implicaciones para los mercados elevados de hoy podrían ser nefastas. Entre los temas más urgentes y de actualidad, además del coronavirus, está la inflación. Cada vez más lo que sucede en el mundo afecta de manera negativa o positiva a Colombia, bien sea por los precios de las materias primas, por el ataque a las monedas emergentes o por la volatilidad del sistema financiero. La escasez de oferta en sí misma puede ser síntoma de problemas mayores, como la sobreestimulación económica, políticas monetarias ineficaces o un débil crecimiento de la productividad.

Otro de los desafíos más cruciales de la reactivación económica es la creación de los empleos que se perdieron durante el periodo de confinamiento que vivió la sociedad colombiana en el 2020, para frenar el avance del mortal virus del Covid. El desempleo se consolida como una de las secuelas sociales y económicas de la crisis desatada por la pandemia. El reporte del mercado laboral del Dane correspondiente al año anterior, refleja no solo una fotografía optimista, sino también algunos resultados que impactaron negativamente a todos los sectores poblacionales por factores de orden público.

Terminadas las de cal, turno para las de arena. Es inevitable comenzar por el pesimismo que vienen registrando las encuestas. A la par con esta realidad, preocupa enormemente el desprestigio creciente de casi todas las instituciones. Sentimiento de inconformidad que termina alimentando una peligrosa polarización del debate público. Todo esto conduce a una fractura que hace muy difícil llegar a acuerdos básicos para avanzar y allana, en cambio, el camino a peligrosos caudillismos. Estamos ante una realidad que obliga a los distintos liderazgos a hacer una pausa y reflexionar sobre hasta qué punto la beligerancia y la intransigencia pueden llevar al país por sendas que nadie quiere recorrer.

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