El Representante a la Cámara, Jairo Andrés Rivera Henkel, por el movimiento político Voces de Paz, es magíster en Estudios Políticos Latinoamericanos, de la Universidad Nacional de Colombia, en la cual se desempeña como docente catedrático. Se considera una persona dinámica, responsable y cumplidora y que es siempre consecuente con sus actos. Cree firmemente en la importancia de valores como la tolerancia y el respeto por la diferencia, como pilares fundamentales para alcanzar las metas propuestas de forma individual o colectiva. Piensa que el trabajo constante y comprometido, es la única forma de alcanzar el éxito en todos los sentidos. Es uno de los seis portavoces que están participando en el Congreso de la República en todas las discusiones relacionadas con la paz. Forma parte de este sector político, que busca que los lineamientos que están pactados en el Acuerdo Renegociado de Paz, sea la finalidad esencial tendiente a promover y entusiasmar a los millones de colombianos que han sido partidarios del proceso de paz y la reconciliación y que hace todos los esfuerzos para alcanzar ese modelo de organización política. Han tomado la iniciativa entre un grupo de ciudadanos, cada vez más amplio, para poder contribuir a las condiciones que faciliten la incorporación a la vida política abierta y legal de los miembros de la insurgencia armada que han firmado el pacto de paz con el Gobierno. No se considera miembro de las Farc, pero sí representará sus intereses a través de Voces de Paz, a la guerrilla de las Farc en su transición hacia un partido político legal.
¿Cómo avanza el proceso de implementación del Acuerdo Renegociado de Paz con las Farc?
Hasta ahora avanza bien y con los tiempos nuevos que se generaron con el resultado del plebiscito por tres razones: el primero, el compromiso que ha habido por parte del gobierno nacional, y del Congreso de la República, para sacar adelante las Leyes por vía del Fast Track, que es el primer paso de la implementación. Segundo, porque es simbólica la participación nuestra en el Parlamento, que representa la entrada de la guerrilla en la escena política, sin armas y el inicio del proceso de dejación de armas. Tercero, porque ya se inició el proceso de reintegración; tenemos definidas las zonas de reagrupamiento, porque la tropa de la guerrilla, se está desplazando a las zonas veredales de transición, y en ese contexto vamos a tener un proceso de dejación de armas, pero en los plazos que estaban establecidos en el acuerdo inicial. Lo anterior se va a dar, por la voluntad política de la que había planteado la insurgencia, y por el otro lado la del gobierno nacional, a pesar de las dificultades que se ha venido presentando en este proceso de reintegración, como el estado en que se encuentran las zonas veredales y de los puntos transitorios, en donde se llegaron a hacer denuncios sobre algunas irregularidades que se estaban presentando en el suministro de víveres y en la salud de los desmovilizados.
¿Cómo ha sido usted recibido en el Congreso de la República?
En la mayoría de los congresistas, fue un recibimiento cordial, solidario y muy respetuoso. Fue un recibimiento muy significativo, porque la mayoría de bancadas en el Congreso entendieron que nuestra presencia, representaba la nueva etapa de los Acuerdos de Paz, que es la implementación. En ese contexto ha sido la cosecha de los frutos de la paz.
¿Cuál ha sido su papel durante el tiempo que ha asistido al Congreso de la República?
Hasta el momento hemos sido parte de la aprobación de la Ley de Amnistía, donde hubo debates muy interesantes que de alguna manera reeditaron los debates que se presentaron en la campaña del plebiscito sobre la significación del proceso de paz y allí hubo tres ideas que son claves para este proceso de implementación. La primera corresponde a la centralidad de la verdad, como forma de justicia y como modelo de justicia transicional. La segunda, la importancia del perdón, como forma primordial de la reconciliación y como primer paso de la misma. Y la última, como necesidad de que la ley de Amnistía se convirtiera, en la certeza nacional, de que el proceso de paz con las Farc, abre la puerta para generar un aprestamiento más grande para adelantar los procesos de paz con el ELN y otros grupos subversivos. Esta va para todos los actores del conflicto, inclusive se incorpora a los miembros del Ejército Nacional, Fuerza Pública y servidores públicos, con el fin de que la paz de Colombia se asiente positivamente.
Parte de la opinión pública nacional está de acuerdo con la implementación del Acuerdo Renegociado de Paz. Pero estamos muy preocupados por la aplicación de las políticas macroeconómicas incoherentes que están afectando el bienestar de los colombianos. ¿Cómo ve usted ese papel que debe desempeñar a través del control político, para hacerle contrapeso al gobierno nacional, para buscar con ello la verdadera paz en Colombia?
A mí personalmente no me parece incoherente la aplicación de la política macroeconómica del gobierno nacional. Me parece totalmente coherente con su promesa inicial. Este no es y no dejará de serlo, un gobierno en donde el modelo económico se basa en la venta de los derechos de todos los aspectos de la vida, que se sustentó a partir de la gran mayoría, a partir de la explotación de la minería abierto. Soportó su política económica en el extractivismo, que va en contravía de cualquier modelo, de construcción de democracias fuertes en los países vecinos, a través de economías internas fuertes. Es el mismo gobierno que llegó al poder en el 2010, y que se ha mantenido en el poder. Solo tuvo dos situaciones. Una que su política económica inicial fracasó. Juan Manuel Santos que era el economista, y que sabe de esos temas, hizo una planeación a través de las vacas gordas y flacas. Las gordas, las sacó de la actividad extractivista, en los primeros 4 años de gobierno. Lo sabía, como lo saben los economistas del mundo, que vivimos tiempos de desaceleración económica, por cuenta del capital financiero que se pone por encima del capital productivo. Eso lo sabían los estadistas de América Latina, nunca hubo vacas gordas. Pese a que se regaló el medio ambiente y se regalaron los recursos naturales y en el Huila tenemos el caso de la represa del Quimbo. Lo anterior no repercutió en el bienestar social de nadie. Esta política neoliberal fracasó. El segundo factor, es que nadie esperaba que la paz, fuera a traer transformaciones sociales, en un contexto de un gobierno como el de Álvaro Uribe Vélez o de Juan Manuel Santos Calderón. Para ello se necesita construir justicia social, pero que gane las elecciones y llegue al gobierno. Creemos en un proyecto diferente de país, de mayor distribución de la riqueza, profundización de la democracia, diversidad, defensa del medio ambiente, defensa de las mayorías y de las minorías.
¿Entonces usted de acuerdo con la reforma tributaria?
No, en absoluto. Estoy totalmente contrario a la reforma tributaria. Es una reforma propia del gobierno de Juan Manuel Santos. ¿Qué otra cosa podíamos esperar? Lo que no estoy de acuerdo era quitarle la grandeza y la significación que tiene el proceso de paz, por el hecho de la reforma tributaria, porque el proyecto de paz no es un proyecto político del presidente Santos. Se busca ante todo, la transición para que podamos hacer política para llegar al poder.
¿Qué opinión le merece, la designación del General Oscar Naranjo como Vicepresidente de Colombia, en reemplazo de Germán Vargas Lleras?
Esta es la primera vez que me hacen esta pregunta. Le voy a responder con total sinceridad. Espero que no me vaya a generar problemas. A mí me causa una buena impresión, porque Naranjo estuvo metido en la mesa de diálogos del proceso de paz y se dio la oportunidad de conversar directamente con los comandantes de la guerrilla en la Habana y ellos dialogaron con él. Así construyeron un vínculo muy interesante. Lo veo que llega a apoyar el proceso de paz.
¿Cómo ve el futuro de la justicia transicional?
Lo veo muy prometedor y esperanzador para Colombia. Yo tengo esta idea que no están en los Acuerdos. El modelo de justicia ordinaria en Colombia es tremendamente ineficaz y que sigue reproduciendo los niveles de impunidad que tenemos y que el mismo Fiscal General de la Nación, lo reconoce porque tenemos el 95% de impunidad en los casos de justicia que no se resuelven. En la justicia transicional para la paz, está diseñada para que sea muy eficaz en los resultados que entregue a las víctimas como al país, en términos de verdad y de lo que pasó realmente, de memoria histórica. Si es un modelo que, si sale bien y lo revestimos de legitimidad política, y si los entes investigadores hacen muy bien su trabajo, puede ser un modelo de justicia muy interesante para Colombia.
¿Cómo ve en el futuro, su participación en el Congreso?
Por ahora estamos en este trabajo. Más adelante vendrán otras decisiones. Si el escenario político de este país fuera más claro y más diáfano, podríamos estar pensando a dos o tres años. Estamos pensando a seis meses, porque se va a definir la etapa más importante de la implementación del Acuerdo de Paz, que posibilita saber si va a ser o no un éxito.
¿Cómo ve la mirada que tiene la comunidad internacional sobre este proceso?
La mayoría de la comunidad internacional, entiende algo que la comunidad nacional no entiende. El mundo se está realineando alrededor de una discusión muy fuerte hacia dónde vamos. ¿Qué tipo de valores van a regir en el siglo XXI? Creemos que esos valores son la democracia, los derechos de las minorías, respeto por los demás, entre otros, por los cuales, debemos tomar partido.
¿Cómo ven la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos?
No creo que Trump vaya a cambiar la perspectiva que dejó Obama frente al proceso de paz en Colombia, porque es estratégico, porque les sirve a los intereses de los Estados Unidos el desarme de la guerrilla. Me preocupa su posición frente a los conflictos internacionales.