Hace 30 años Armero – Tolima, fue borrado de la faz de la tierra
Hace 30 años Armero, Tolima, era borrado de la faz de la tierra. La avalancha provocada por el nevado del Ruiz se llevó la próspera “Ciudad blanca” como se le conocía en el contexto nacional.
La imprevisión e irresponsabilidad del gobierno nacional, departamental y municipal ayudaron a la catástrofe que originó la muerte de más de 23.000 personas y pérdidas materiales aún no calculadas en sus justas proporciones. Se trató de una terrible crónica anunciada.
El terrible suceso ocurrió el 13 de noviembre de 1985. La noticia le dio la vuelta al mundo en cuestión de minutos. Ese día el municipio de Armero, en el departamento del Tolima, fue arrasada por varios flujos de lodo y escombros (llamados lahares en el argot vulcanológico) ocasionados por la fusión de parte del casquete glaciar del Nevado del Ruiz. De acuerdo con diferentes fuentes, entre 23 mil y 26 mil personas murieron por esos flujos; así mismo, datos estadísticos reportan que la catástrofe dejó más de 20.611 damnificados y heridos, muchos de ellos mutilados y gravemente afectados, por no decir impactados psicológicamente, e incalculables pérdidas económicas (4.400 viviendas, 19 puentes, 1.400 millones de dólares del comercio).
Fue la mayor tragedia relacionada con un fenómeno natural en la historia de Colombia y la segunda erupción con más víctimas en la historia moderna (solo superada por la erupción de la Montaña Pelée en Martinica, en 1902.
A 30 años de estos hechos, en cada conmemoración se hace énfasis en que el desastre pudo haberse evitado, ya que desde noviembre de 1984 las autoridades locales y nacionales habían recibido advertencias por parte de múltiples organismos vulcanológicos, moradores y andinistas, que, desde septiembre de 1984, observaron los primeros indicios de actividad volcánica. Sin embargo, tales advertencias no merecieron la atención necesaria por parte de las autoridades o fueron consideradas “alarmistas”.
Armero era una población próspera
Este municipio, ubicado en la parte norte del Tolima, a 92 kilómetros de Ibagué, fue fundado en 1908 por un puñado de aventureros y valientes colonos, entre otros: Marco Sanín, Cristóbal Losada, Raimundo Melo, Aurelio Bejarano y Víctor Manuel Castillo. La fertilidad del suelo y la riqueza hídrica, aunado al entusiasmo de sus habitantes, el municipio se disparó en su desarrollo desde un principio.
Ese mismo año se construyó el ferrocarril Dorada – San Lorenzo (Armero) – Ambalema, convirtiéndose esta población en estación, lo que estimuló poderosamente el comercio, la caficultura, los metales preciosos y los productos agrícolas de la cordillera, especialmente de Líbano. Todo llegaba allí.
De paso por el lugar, el general Reyes pernoctó una noche y asombrado gratamente de la belleza natural y de sus gentes, escribió y firmó sobre la espalda de un soldado el decreto número 1049 de septiembre 29, declarándolo municipio. En una segunda visita fijó los límites y compró una pequeña finca.
En 1930, la asamblea del Tolima le cambia el nombre original de San Lorenzo por Armero, para honrar la memoria del prócer y mártir, José León Armero, mediante ordenanza número 47 de mayo 2. Tiene tres corregimientos: Méndez (santuario del paramilitarismo), San Felipe y San Pedro. Según último censo, contaba con 4.918 casas, 25.000 habitantes, temperatura promedio 26 grados centímetros y se encontraba a 357 metros sobre el nivel del mar.
El territorio armerita era bañado por varios ríos y quebradas de singular valor para la comarca y para el país. Ríos: Magdalena, Sabandija, Guamo, Lagunilla y Bledo. Quebradas: Mojabobos, Acequia Grande, La Linera, La Cimarrona, Santo Domingo, Frías, La Honda, El Puente, Calamonte, Santa Aguada, Santa Bárbara, Murillo, Peñón, Tiestos, La Palma, La Joya, La Negra, La Sonadera y La Esmeralda.
Se llamaba “Ciudad blanca” por cuanto el cultivo predominante era el algodón. Era un municipio dinámico, alegre y emprendedor. El comercio también irrumpió con fuerza, lo mismo que las buenas relaciones con las ciudades y municipios cercanos, especialmente Ibagué, Líbano, Venadillo, Lérida, Mariquita, Fresno, Ambalema, La Dorada, Honda y Manizales. El alud todo lo borró en cuestión de minutos, quizás de horas. En menos que canta el gallo la población pasó del cielo al infierno.
Primeras imágenes emitidas por la televisión colombiana del desastre producido por la erupción del volcán Nevado del Ruiz el 13 de noviembre de 1985.
Una tragedia que se pudo evitar
El represamiento de las aguas del río Lagunilla, el inminente deshielo del nevado del Ruiz y la erupción del volcán Arenas amenazaban la vasta región del norte del Tolima. Era una especie de crónica anunciada que el gobierno nacional, departamental y municipal evadía a punta de sofismas y desinformación.
Sin embargo, las personas más prestantes de Armero, Tolima, no ocultaban su desazón temiendo la reactivación del nevado del Ruiz en cualquier momento, máxime que era ya prácticamente frecuente la ceniza que caía en cantidad en toda la región incluso, en otros departamentos.
Una carta dramática es enviada a la Casa de Nariño con el fin de que el presidente Belisario Betancur Cuartas, tomara atenta nota y dejara caer sobre esta ciudad su poder y ayuda humanitaria. Pero, como en la obra de García Márquez, “El coronel no tiene quien le escriba”, el pueblo armerita no obtuvo respuesta.
Dicha carta fue firmada por personalidades de la comarca, entre otras: Ramón Antonio Rodríguez, alcalde especial; Ancízar Rivera, presidente defensa civil; Jairo Ramírez, Director instituto Darwin; Edgar Ephren Torres, Director museo antropológico; Roberto Ramírez, presidente cruz roja; Fernando Cervantes, presidente club rotatorios; Octavio García V., personero municipal; Campoleón Castro Gil, comandante bomberos; Julio Rebolledo Arboleda, hacienda El Puente.
El texto de la misiva es el siguiente:
Doctor
Belisario Betancur
Presidente de la República
Palacio de Nariño
Bogotá
“Preocupados situación fenómeno natural ocasionado por volcán Nevado del Ruiz imprevisible precisar momentos críticos amenaza población armerita. Solo estos momentos conlleva aprender próximos peligros como enorme represamiento río Lagunilla se formó hace más de ocho meses por invierno que ahora vuelve repercutir en eminente bomba de tiempo por los problemas volcán nevado del Ruiz. Alentados por los científicos como lo conoce el gobierno y opinión pública. Razón suficiente hace pedir al gobierno nacional urgente atención para constituir obras de prevención donde épocas atrás en similares fenómenos río Lagunilla penetró ocasionando desastre en la población. Siendo hoy de incalculables proporciones por la superpoblación actual de la ciudad. Agradecemos la atención a este S.O.S. de la ciudadanía armerita. Cordialmente”.[1]
Con aporte de Nelsòn Lombana.
(1) Tomado Diario COMBATE, periódico liberal del Tolima, noviembre 14 de 1985
Recordando la tragedia de Armero – Tolima::::
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