El estallido social en Colombia
La Reforma Tributaria, la crisis económica generada por la pandemia y la actuación de la Fuerza Pública y el descontento hacia las políticas del Gobierno Nacional han desatado las protestas. Análisis.
Especial/24-7Semanario
con aporte de agencia RTVE
Fotos: Alcaldía de Neiva
Unos meses convulsionados ha vivido Colombia en los últimos meses. Cabe recordar por ejemplo que las protestas que comenzaron en noviembre de 2019 contra políticas económicas y sociales del Gobierno Nacional; protestas que duraron cerca de 10 días con un saldo de muerte de manifestantes y parálisis económica del país.
Cuatro meses después y luego de un anunció de Reforma Tributaria que afectaba principalmente a la clase media, la protesta surgió, pero esta vez con mayor fuerza hecho que aún el día de hoy se mantiene.
Desde hace una semana, en las principales ciudades los manifestantes salieron a las calles desafiando inicialmente el pasado 28 de abril una orden judicial que dictaminaba que las marchas debían suspenderse por el aumento de los casos de Covid-19 en el país; sin embargo, pese a ello, la ciudadanía, miembros de grupos indígenas, organizaciones de sociedad civil y sindicatos se han volcado a las calles a demostrar su descontento contra el Gobierno Nacional.
Hoy, el panorama en muchos territorios de Colombia es que la Fuerza Pública se ha desplegado en las principales ciudades sosteniendo enfrentamientos con manifestantes en hechos que se han presentado en Bogotá, Cali, Medellín y hasta en Neiva.
Y es que en medios de comunicación alternativos o redes sociales ha quedado la evidencia de la dura actuación de la Policía Nacional con su grupo Smad y que ha desencadenado en la ira de los manifestantes y que ha hecho que las protestas deriven en violencia.
Datos de la Fiscalía General, desde el 28 de abril se han registrado 24 víctimas mortales, y organizaciones sin ánimo de lucro han documentado 1.181 casos de violencia policial.
Reforma Tributaria: El “florero de Llorente”
Un anuncio de Reforma Tributaria encendió las protestas, las cuales se iniciaron hace 10 días después de que los principales sindicatos convocaran a paro nacional ante la propuesta fiscal de impuestos del gobierno de Iván Duque.
La reforma fiscal, buscaba mitigar la crisis económica que ha dejado la pandemia y recaudar 23,4 billones de pesos a costa de colocar impuestos a productos esenciales de uso cotidiano de los colombianos; por ejemplo, el proyecto también pretendía ampliar la base tributaria y gravar con el IVA del 19% los servicios públicos.
“La reforma que propuso Iván Duque no iba mal encaminada en algunos aspectos técnicos, como ampliar la base tributaria y ampliar la cantidad de personas que declaran renta”, subrayó en declaraciones Erika Rodríguez, profesora de Sociología del Desarrollo Internacional en la Universidad Complutense de Madrid, al ser indagada por medios internacionales.
“El problema es que también tenía otros aspectos, como poner IVA a los servicios públicos, como el agua y la luz. Lo que haría el presidente es que a las personas desfavorecidas se les retornaría el IVA a través de una transferencia mensual, pero solo a personas en condiciones de pobreza, con lo cual, la afectación sobre la clase media sería alta”, detalla.
Según cifras del DANE, el año pasado el Producto Interior Bruto (PIB) de Colombia cayó un 6,8%, lo que supuso su mayor desplome en medio siglo. Además, la pandemia ha aumentado aumentó la pobreza, el desempleo y la desigualdad en el país.
“El enfado popular no viene de ahora. Viene de 2019 y está latente desde entonces. Las protestas de 2019 no se solucionaron, porque toda la mesa de negociación se quedó en ‘stand by’ al llegar la pandemia”, explica Rodríguez.
“Por un lado están los profesores, que no ven que haya condiciones para que los niños vuelvan a clase por el estado de la educación pública; están los indígenas y los afectados por el conflicto armado, que los están matando; por otro lado, hay un enfado ciudadano por la gestión en general del Gobierno, que no ha sido buena; y también está el cansancio propio de la pandemia. Todas esas cosas se juntaron con el planteamiento de la reforma tributaria que, aunque pudiera ser necesaria, es el peor momento para plantearla”, añade.
Los excesos de la Fuerza Pública
Una orden judicial que pretendía detener el paro en Colombia, exacerbo los ánimos de los manifestantes que salieron a las calles colombianas desafiando una orden del Tribunal Administrativo de Cundinamarca de suspender la jornada de protesta debido a la gravedad de la pandemia en el país; sin embargo, poco después de que se iniciaran las protestas y ante los disturbios en algunas ciudades el Gobierno Nacional desplegó fuerzas militares en las calles para tratar de sofocar los disturbios.
De acuerdo con el investigador asociado del Real Instituto Elcano, explica que los países de América Latina “tienen un problema estructural en cuanto a la seguridad”.
“Las policías no cuentan ni con personal ni con los medios adecuados, incluso en muchos casos la experiencia y los conocimientos suficientes para contener determinadas explosiones sociales o momento de grandes movilizaciones. Por ello, los gobiernos de América Latina solo pueden recurrir para mantener la seguridad y el orden a la única institución que tiene medios, pero, aunque los tenga, con lo que no cuenta es con conocimientos para este tipo de crisis”, detalla Núñez.
“Una de las grandes causas de malestar social ha sido la acción de la ESMAD, los escuadrones de control antidisturbios, que se han sobrepasado totalmente en sus funciones. Se han cometido violaciones de Derechos Humanos flagrantes”, afirma la profesora de Sociología del Desarrollo Internacional en la Universidad Complutense de Madrid.
“La sensación de militarización y respuesta militar a los problemas sociales no está ayudando nada a este Gobierno. Lo que está causando es que haya más gente aglomerándose, pero esto, por supuesto, no justifica acciones violentas”, recalca.
Violentas protestas
Y es que el descontento de gran parte de la ciudadanía en contra del gobierno es general. Las protestas han sido particularmente violentas en la tercera ciudad más grande del país, Cali.
En esta ciudad, responsables de la misión de la Oficina de Naciones Unidas para Derechos Humanos “han sido testigos del uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía”, según ha señalado la portavoz de esa agencia de la ONU, Marta Hurtado.
La representante de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos en Colombia, Juliette Rivero, ha asegurado que miembros de la comisión han recibido “amenazas y agresiones, así como disparos por parte de la Policía, sin que nadie resultara impactado”.
Cuando comenzaron a llevarse a cabo algunos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, el expresidente colombiano Álvaro Uribe llamó a los ciudadanos a través de su cuenta en Twitter a apoyar “el derecho de soldados y policías de utilizar sus armas para defender su integridad y para defender a las personas y bienes de la acción criminal del terrorismo vandálico”. La red social eliminó horas después el mensaje, afirmando que violaba las normas “con respecto a la glorificación de la violencia”.
“Álvaro Uribe tiene la postura clara, una postura de mano dura, de la defensa de un modelo económico”, indica Rodríguez. “Siempre es un actor relevante en estas movilizaciones y, sobre todo, en la creación de teorías conspiranoicas de que ‘alguien está infiltrado’”, asevera.
El retiro de la Reforma Tributaria
Después de cuatro días de protestas, el presidente Iván Duque comunicó que su proyecto de Reforma Tributaria no se llevaría a cabo y de paso se anunció la renuncia del Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla y la designación del Ministro de Comercio, José Manuel Restrepo, como sucesor de Carrasquilla; Restrepo se comprometió a alcanzar consensos con todos los actores sociales de Colombia y a que la reforma que se proponga iría dirigida “a los más vulnerables de la sociedad, aunque el presidente subrayó que “la reforma no es un capricho”, sino “una necesidad”.
Frete a los acontecimientos, el Comité Nacional de Paro, convocante de las marchas de la última semana, ha calificado el anuncio del mandatario como “un triunfo” de los manifestantes, pero señaló que las marchas continuarán para exigir la desmilitarización de las ciudades y garantías constitucionales para las protestas, el retiro de la Reforma a la Salud, entre otras cosas.
La dinámica de los últimos acontecimientos, ha hecho que el presidente haya convocado a los diferentes movimientos políticos, judiciales, empresariales y sociales de Colombia a una mesa de concertación para “entre todos, construir soluciones para el país”, “sin ideologías, pero sí con patriotismo” ha dicho.
¿En qué pueden derivar estas protestas?
La profesora de Sociología del Desarrollo Internacional, Erika Rodríguez cree que, después de la dimisión de su ministro de Hacienda y las protestas, la situación de Iván Duque es “de pérdida total de liderazgo”. “Nunca ha sido un buen líder y, ahora, tiene una postura muy difícil porque no fue capaz de despegarse de su mentor, Álvaro Uribe. No ha hecho una política propia. Se ha revelado como un líder flojo para los momentos difíciles que le tocaron”, ha recalcado.
Asimismo, destaca que el principal problema es que “las protestas están derivando en violencia”.
“En Colombia, cuando hay protestas así no se puede salir. La gente ahora tiene miedo por las noches, escuchan disparos y la situación se pone muy mal. Eso, en cierta forma, puede desmovilizar la calle, pero no el enfado”, indica. “Este enfado, como estamos a puertas de las elecciones, puede producir que una propuesta populista pueda salir adelante. Es un buen lugar para la creación de propuestas populistas”, asevera.
Por su parte, Rogelio Núñez asegura que las protestas tienen “un problema de base muy importante” y es que se produce en un momento en el que América Latina vive una nueva oleada de la pandemia, algo que “recorta mucho las posibilidades de movilización”. Además, afirma que los partidos políticos “han conseguido lo que querían”. “Tanto el centro derecha y la derecha como la izquierda han conseguido paralizar la reforma y creo que todos, incluido Gustavo Petro, lo que van a intentar es salir fortalecidos de cara a las elecciones que se avecinan en mayo de 2022.