Por Angélica Tatiana Andrade Quimbaya
Si el miedo era el «Castrochavismo», el «socialismo», el «dosier secreto de Cuba» o el «espionaje ruso», con las evidentes pruebas queda claro que pronto Polombia podría estar peor que la misma Venezuela. Hoy, el vecino país, principalmente afectado por la corrupción de sus mandatarios, anunció al mundo la llegada de las primeras 100.000 dosis de la vacuna Sputnik V (la misma que ha mostrado, según serios y contundentes estudios, ser de las más eficaces), que si bien no es un cantidad significativa, alcanzará para iniciar a contrarrestar el impacto que ha generado el «temible» virus.
El hecho es que la vacuna llegó a Venezuela, mientras que en Colombia, con «P mayúscula”, en donde seguimos ‘viendo’ morir a amigos, colegas y conocidos, tenemos un gobierno inepto/corrupto/ensimismado al que ya hasta el señor que habla con los pajaritos da un «golpe» certero, esta vez sin goticas milagrosas.
Por ahora, el presidente Duque seguirá concentrado en la «necesaria» reforma tributaria (la misma que criticó fuertemente durante el gobierno anterior), en su «economía naranja» (o jugo de naranja) y, parece que (a futuro), en un posible Nobel de Paz, no se nos haga extraño que tenga una razón de fondo para haber brindado la legalización de los hermanos migrantes de Venezuela, a tal punto que hoy el Papa Francisco destaca su acción/decisión y pronto, en la medida que la norma avance, lo harán los organismos internacionales defensores de derechos humanos.
¡Ah! Y por supuesto, en el show de esta tarde a las 6 p.m., quizá anuncie otro “avance” sobre la llegada de las vacunas a Colombia, igual, después de aproximadamente tres meses de más promesas, todo queda reducido a eso: anuncios, solo anuncios, nada contundente, excepto la degradación de un país que lucha por sobrevivir.
