Colombianos, en riesgo de sufrir trastornos de estrés

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  • Un estudio realizado por el Instituto de Ciencias de la Felicidad –Florecer- y la Asociación Colombiana de Psicología Positiva, con base en 2.500 encuestas aplicadas a colombianos que sobrevivieron a la guerra en el departamento de Córdoba y al desastre natural en Mocoa, evidencian la falta de protocolos para ayudar a las personas a superar situaciones dolorosas.
  • A pesar de la iniciativa que tuvo el Gobierno en el año 2004 de proporcionar tratamiento psicosocial a víctimas de la guerra, no es posible saber si los tratamientos han dado resultado, debido a que se han medido por cobertura pero no por efectividad.
  • Como resultado de la investigación se propone el desarrollo de un modelo, originalmente implementado a integrantes del servicio militar (Tedeschi & McNally, 2011), que cuenta con cinco elementos fundamentales en la Psicología Positiva: Psicoeducación, entrenamiento para la regulación emocional, divulgación, movimiento hacia un nuevo futuro y misión de servicio.La gente en Colombia vive muy estresada, enfrenta problemas de trauma generalizado y un alto porcentaje de la población está en riesgo de sufrir trastornos de estrés prostraumático (TEPT). Esta es una de las principales conclusiones el estudio “Aportes de la Psicología Positiva a Víctimas del Conflicto y Desastres Naturales en Colombia”, realizado por el Instituto de Ciencias de la Felicidad Florecer y la Asociación Colombiana de Psicología Positiva.

La investigación, basada en 2.500 encuestas realizadas a sobrevivientes del departamento de Córdoba, una de las regiones más afectadas por la guerra, especialmente en Montería, Montelíbano y Tierralta y a sobrevivientes del desastre natural en Mocoa, permiten identificar que Colombia ha tenido la guerra más larga en el hemisferio occidental y una de las tasas más altas de desastres naturales en América Latina

En 2015, el Departamento Nacional de Planeación reportó 21.594 emergencias sucedidas entre 2006 y 2014, cuya causa principal fueron las inundaciones y avalanchas, con un promedio de 2.399 emergencias por año, que dejaron 3.181 muertos, 2 millones 655.416 familias afectadas, 33.052 casas destruidas y 4.943 carreteras averiadas, con un total de 12,2 millones de personas afectadas, el equivalente al 26 % de la población del país

Las regiones que reportan mayores tasas de desastres son Bolívar, Chocó y Magdalena, al punto que una sola persona puede verse afectada varias veces por diferentes eventos. De ahí la relación que hace el DNP entre los desastres y su papel en la perpetuación de las condiciones de pobreza en Colombia.

Este panorama incrementa el riesgo de padecer trastornos de estrés postraumático (TEPT), con graves consecuencias para la salud física y mental de los colombianos. “Cuando las personas experimentan o incluso están expuestas a eventos altamente estresantes o traumáticos, incluida la exposición a la zona de guerra, es más probable que experimenten enfermedades psiquiátricas como trastorno de estrés, ansiedad, depresión y trastornos de rabia”, dice textualmente el estudio, al tiempo que advierte sobre los altos costos que esto puede generar para el sistema de salud.

De hecho, la investigación de Florecer y de Asociación Colombiana de Psicología Positiva, indica que aproximadamente el 29 % de los supervivientes de guerra y el 42% de quienes sobreviven a desastres naturales fueron detectados como positivo para trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Más consecuencias para la salud

La prevalencia de este tipo de trastorno en las muestras colombianas es cercana a la reportada para los veteranos militares estadounidenses, lo que supone un riesgo para la salud pública en términos de ausentismo de los empleados, mayor probabilidad de eventos cardiovasculares, y otros problemas de salud.

El estudio, cuyo objetivo es contar con la información suficiente para lograr intervenciones efectivas que ayuden a la población a enfrentar las consecuencias de desastres naturales y catástrofes instigadas por los seres humanos, a superar los traumas y a promover la curación de las personas, encontró que a pesar de las dificultades que ha enfrentado el país, no se cuenta con protocolos basados en experiencias e investigaciones rigurosas y sistemáticas, que permitan transitar hacia una prosperidad verdadera y duradera.

Tampoco se sabe a ciencia cierta si programas de atención psicosocial en salud, como PAPSIVI, impulsado por el Gobierno en el año 2004, han funcionado realmente para ayudar a las personas a superar los traumas y enfrentar los temores.Voceros del estudio, integrado por el fundador del campo de crecimiento postraumático (PTG), Richard Tedeschi, el líder mundial en perdón, esperanza y reconciliación Everett Worthington y la fundadora y directora del proyecto, Andrea Ortega Bechara (primera y única colombiana que ha estudiado la maestría en psicología positiva aplicada en la Universidad de Pensilvania), entre otros académicos con alta experiencia en investigación con las poblaciones involucradas en este tipo de sucesos, dicen que “solo a través de una investigación científica rigurosa es posible  contar con programas y políticas públicas efectivas”. 

 

La propuestas   Como resultado de la investigación, los autores proponen el desarrollo de un modelo basado en cinco elementos que fueron planteados originalmente para los miembros del servicio militar (Tedeschi & McNally, 2011) y que pueden servir como base para la intervención de las personas en Colombia.El primer elemento en este proceso es la psicoeducación sobre las respuestas fisiológicas y psicológicas que se presenten como respuesta al trauma; el segundo elemento, es el entrenamiento en la regulación emocional que ha sido perturbada por un trauma; el tercer elemento es la divulgación de los casos  y la discusión de los eventos, momentos, lugares y el análisis de lassecuelas.Un cuarto elemento está en la construcción de una narrativa que incluye el antes, el durante y el después de un evento, con lo cual se busca fomentar el movimiento hacia un nuevo futuro, con elementos que incluyen mejores relaciones, un sentido de fortaleza personal, mayor aprecio por la vida, espiritualidad profunda y nuevas posibilidades o caminos de vida.Finalmente, después de haber pasado por todas las etapas del proceso, se busca ayudar a los afectados a encontrar o crear una misión de servicio en la comunidad, en la que involucren al mayor número de sobrevivientes a una tragedia, con lo cual se espera un efecto positivo tanto para las personas que brindan el servicio, como para quienes la recibenOtras propuestas que se desprenden de la investigación giran en torno al desarrollo de una intervención de esperanza y otra de perdón para Colombia.

 

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