Chapecoense: Un modesto equipo que soñaba con la gloria
El sino de la tragedia se ensaño con el modesto equipo brasileño Chapecoense. La mayoría de sus integrantes murieron el lunes sobre las 10 de la noche en el accidente del avión que los transportaba a Medellín para disputar la final de la Copa Sudamericana contra el Atlético Nacional. Era su primera final de un torneo grande y al cual llegó ante el asombro de toda América.
Sin grandes nombres pero con mucho corazón. Era el lema con el que la Associação Chapecoense de Futebol, o simplemente Chapecoense, representa la pasión por el balón de Chapecó, ciudad ubicada en el oeste del estado de Santa Catarina.
Lejos de la historia o la gloria de otras regiones con más tradición futbolística en Brasil, el «Huracán del Oeste» nació hace tan sólo 43 años, fundado tras la fusión de Atlético de Chapecó e Independiente Futebul Clube en una época donde el fútbol de la zona se encontraba a la deriva.
El Chapecoense se convirtió rápidamente en potencia del estado, ganando hasta cinco títulos y ascendiendo a la serie A del campeonato brasileño hacia finales de la década de los 70, pero no pudo consolidarse en la máxima división.
Tras dos décadas de incertidumbre y en la que estuvo cerca de desaparecer, el Chapecoense vivió una especie de renacimiento en 2003 gracias a la inversión de un grupo de empresarios de la ciudad.
Tres años después conquistó la Copa Santa Catarina y comenzó una época dorada del equipo, en el que sumó tres de los cinco campeonatos estatales que posee.
En 2013, a sus 40 años de existencia, regresó al Campeonato Brasileño de Serie A.
Presentación internacional
Una buena actuación en la Copa de Brasil de 2014 le permitió acceder a su primer torneo internacional, la Copa Sudamericana de 2015 en la que logra llegar hasta cuartos de final donde cae contra el River Plate argentino.
Ese fue el preámbulo para su histórica campaña en 2016, donde dominó en doble partido al también brasileño Cuiabá.
Afición del Chapecoense
Su fútbol se basa en una sólida defensa y velocidad en ataque gracias a la velocidad del delantero Ananías y el oportunismo de Bruno Rangel.
También en el fortín de su estadio, el Arena Condá, donde en dos campañas internacionales todavía no conoce la derrota.
El punto de inflexión llegó en los octavos de final contra el Independiente de Avellaneda argentino.
Tras dos partidos con mucha tensión, en el que no se movió el marcador, apareció la enorme figura del portero Marcos Danilo Padilha, «San Danilo» desde entonces, quien se convirtió en el héroe en la definición por penales.
Danilo en la definición
Luego eliminó al Junior de Barranquilla colombiano antes de dar cuenta del San Lorenzo de Argentina en semifinales, al empatar a un gol en el Nuevo Gasómetro y mantener su valla invicta en Chapecó.
Pocos le daban opciones en la final contra el Atlético Nacional de Medellín, pero eso no le quitaba la ilusión a los jugadores ni a sus hinchas.
«Es posible ser campeón. Nadie creía que íbamos a llegar a la final y llegamos. Todo puede pasar», había dicho Danilo, uno de los supervivientes de la tragedia.
Un desenlace que nunca se sabrá.