La Guadalupana se prendó en los corazones de los neivanos

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Una madre que debía decidir entre su vida o la de la bebé que llevaba en su vientre por presentar una grave situación congénita, y que finalmente continuaron viviendo ambas en perfectas condiciones de salud; un hombre diagnosticado invadido de cáncer, quien luego lloraba de felicidad porque los médicos ya no le encontraron nada, son un ejemplo de los muchos testimonios que dan en Neiva las personas que han tenido una experiencia milagrosa en su vida con la Virgen de Guadalupe.

En la capital opita esta Virgen es venerada desde hace algunos años en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en el Barrio 20 de Julio de la comuna cinco. Es allí donde reposa un cuadro de aproximadamente 2 metros de la imagen de la Guadalupana. Según afirman, se trata de una fiel copia del ayate original que se encuentra en templo de Tepeyac, hoy norte de la capital mexicana. Su historia data de hace 517 años, cuando la Virgen se mostró y le habló al indígena Juan Diego, quien había sido bautizado al cristianismo por los franciscanos. Años después la Virgen de Guadalupe sería proclamada como la Patrona de México y la Emperatriz de América Latina, lo que hace que el manto le pese y tenga gran acogida en muchos lugares del mundo.

La copia fue traída a la ciudad de Neiva por un benefactor desde el país manita y se la dio al padre Juan Carlos Liévano, uno de los primeros padres de la Parroquia.

Desde entonces la milagrosa Guadalupana se ha ganado también el corazón de muchos opitas y forasteros que la visitan constantemente en esta parroquia, más en la denominada noche Guadalupana que se celebra los días 12 de cada mes, cuando la capilla se llena de feligreses en la celebración de una solemne eucaristía presidida por el párroco Hernando Enrique Ricardo Sánchez.

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