El 7 de enero David Bennett, de 57 años de edad recibió un órgano de un animal modificado genéticamente.
Se consideró un hito para la ciencia el hecho de poner un transplante experimental de un cerdo en el cuerpo humano.
El hombre estaba desahuciado, sufría dolencias cardiacas graves y por las mínimas posibilidades de supervivencia, lo rechazaban en las listas para recibir un corazón humano. “Era morirme o hacer este trasplante” dijo Bennett antes del trasplante experimental, aprobado por la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA) pocos días antes.
El cuerpo no rechazó en un inicio el transplante, empezó a hacer terapia física sin salir del hospital. Sin embargo, el pasado martes y con sólo dos meses de haber puesto el transplante el corazón dejó de latir.
El hospital se encuentra estudiando las causas de su muerte que se publicará en una revista científica.
