Así libra el personal de salud su “batalla” diaria contra el Covid-19

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Desde el inicio de esta pandemia, el personal de salud se ha convertido en héroe anónimo, además de ser la primera línea de defensa contra un enemigo “invisible y letal”.

Es el grupo que trabaja sin descanso en medio de condiciones adversas, arriesgan su vida y la de sus seres queridos, incluso a diario denuncian que trabajan sin los recursos mínimos de bioseguridad. Ellos, a pesar de eso, siguen trabajando en una sociedad que aún no toma  conciencia.

Especial/24-7Semanario

El 11 de abril falleció Carlos Fabián Nieto, la primera persona vinculada al sector salud por Covid-19 en Colombia. Nieto, médico de urgencias, prestaba sus servicios en la Clínica Colombia de Colsánitas.

Desde la confirmación del primer caso de coronavirus en el país, el personal médico es considerado la primera línea de atención del letal virus que al 25 de diciembre del año en curso reporta 1.574.707 casos confirmados y 41.690 fallecidos.

En lo concerniente al personal de salud, según el Instituto Nacional de Salud – INS al 25 de diciembre, el personal médico afectado por Covid19 en el país era de 21.926 y 107 fallecidos de los cuales 60, estaban asociados a la prestación del servicio, 26 en situación comunitaria y 21 indeterminado.

De acuerdo con el reporte del INS, la distribución por profesión que ha causado la muerte  y que se ubica en los primeros lugares, ha afectado a 50 médicos, 22 auxiliares de enfermería, 9 de personal administrativo y 5 conductores. (Ver gráfico)

Y mientras Colombia entera celebraba la Navidad, muchos miembros del personal de salud tuvieron que olvidarse de las celebraciones en familia o con los amigos para batallar en una UCI contra el COVID-19. Esa es la realidad hoy día.

Casos en el Huila

El departamento, a la fecha según el reporte diario del INS registra 404 casos de personal afectado de los cuales 313 son asociados a la prestación directa del servicio, 62 comunitarios, 1 importado y 28 indeterminados. En fallecimientos de personal médico se registran tres.

El primero fue el médico Óscar Moreno Vargas, del HUN; luego Jackeline Calderón Fierro, intensivista pediatra que laboraba en la Clínica Uros de Neiva y por último el médico John García de la Corporación Mi IPS.

Trastornos por pandemia

A mediados de septiembre, un estudio de la Universidad CES de Medellín reveló cómo se incrementaron los trastornos y afectaciones a la salud mental de los ‘héroes’ de bata blanca y es que como si no fuera poco arriesgar sus vidas y la de sus familias, el personal de salud en Colombia sufre las consecuencias de la atención de la pandemia por la COVID-19.

El estudio del Centro de Excelencia en Investigación en Salud Mental (CESISM) de la Universidad CES se desarrolló en julio con 711 profesionales en Bogotá, Barranquilla, Cali, Medellín y otras ciudades del país. Del total de consultados, los médicos representan el 67,9%, el personal de enfermería el 22,8% y otros profesionales como auxiliarles, fisioterapeutas, nutricionistas casi el 9,3%.

El departamento del Huila, a la fecha según el reporte diario del INS registra 404 casos de personal afectado por coronavirus.

De acuerdo con el Centro, por diferentes factores en el contexto del desarrollo y atención de la pandemia del coronavirus, no sorprende que el personal de cuidados de la salud sea, especialmente, susceptible a sufrir trastornos del estado de ánimo como ansiedad, depresión e insomnio.

 “En los últimos meses médicos y personal de salud en el mundo y en Colombia han debido enfrentarse a una situación sin precedentes: la pandemia de la COVID-19, realidad que los ha llevado a trabajar en situaciones extremas, así como a la toma de decisiones bajo una presión excesiva”, sostuvo Yolanda Torres de Galvis, directora del CESISM y líder del estudio de la Universidad CES.

La investigación colombiana cuenta con el respaldo de la Iniciativa Mundial de Encuestas de Salud Mental (The World Mental Health Survey Initiative), un proyecto colaborativo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Resultados:

El 67,5% de los profesionales que participaron en el estudio, labora en clínicas u hospitales de carácter privado; el 25,0% en instituciones públicas; y el 7,5% en entidades de capital mixto. Las áreas laborales en las que se desempeñan son hospitalización, urgencias, unidades de cuidados intensivos, unidades de cuidados intermedios y el área administrativa.

Dentro de los primeros hallazgos se encontró que los profesionales de la salud se identifican con el temor a ser contagiados y contagiar a su familia; ser discriminados y aun agredidos por estar trabajando en el hospital o clínica donde se atienden los pacientes; el temor de que un compañero de trabajo sea diagnosticado con COVID- 19 y lo más doloroso pueda morir por la enfermedad causada por el virus.

En el estudio se aplicaron escalas validadas sobre los trastornos mentales de ansiedad, depresión, problemas de sueño o insomnio. Del total de la muestra cerca al 40.0% de los consultados cumplió con los criterios para padecer de algún tipo de trastorno.

Los médicos son los más afectados para todos los trastornos estudiados, al presentar el 35,4% ansiedad; el 26, 7% depresión y el 13,0% insomnio; seguidos por otros profesionales con el 31,8% ansiedad, el 18,2% depresión, y el 4,5% insomnio.  Por su parte, de los enfermeros el 27,8% padece ansiedad, el 16,7% depresión y el 10,5% insomnio.

 “Esta situación se acompaña por sentimientos de disgusto, pena y culpa, y culmina en síndrome de desgaste profesional, fenómeno que se conoce como Moral injury, definida como estrés psicológico, uno de los agresores más severos en estos tiempos”, detalló la Dra. Torres de Galvis.

Parte de esa situación es derivada de los factores a los que se ven expuestos como tener que aislarse de su familia por el trabajo clínico; falta de equipos de protección personal (EPP) adecuados; participar en áreas que no hacen parte de su especialidad; largas jornadas laborales; cansancio físico y mental; pérdida de la rutina personal; rechazo y agresión por segmentos de la sociedad; y excesiva información médica y no médica relacionada con el coronavirus (Infodemia).

El estudio concluye recomendando: con el objetivo de ofrecer el mejor abordaje de los problemas psicosociales urgentes e insatisfechos, se deben desarrollar modelos de prevención e intervención de la crisis psicosocial, con la aplicación de la Internet y tecnologías apropiadas, de ser posible integrando a todas las organizaciones de salud,  a las autoridades de salud mental, las agremiaciones profesionales, a los psiquiatras y los psicólogos, así como combinar la intervención temprana con servicios posteriores de rehabilitación.

Elementos de protección y pagos

Este ha sido uno de los pedidos del sector; sobre el particular Pedro Contreras, presidente nacional de Asmedas, calificó a este personal como las víctimas fáciles de la pandemia ante las evidentes faltas y fallas en la dotación de elementos de protección personal, además de reclamar porque se les pague por sus servicios.

Insistió en que, más allá de las cifras, estos casos no debieron presentarse, pues los riesgos están identificados y en ellos son mayores porque atienden en la primera línea a personas contagiadas.

Por su parte Sergio Isaza, presidente de la Federación Médica Colombiana, afirmó que proteger al personal sanitario significa cuidar, de paso, a toda la población atendida por ellos. Y recordó que es una obligación que debe garantizarse a todo nivel, pues no hay razón para que algunas entidades ignoren los riesgos.

Entre tanto, Gilma Rico, presidenta de la Asociación de Enfermeras de Colombia (Anec), destacó que el papel de estas trabajadoras, tanto a nivel hospitalario como comunitario, debería ser reconocido en términos de protección y trabajo decente y digno. Sin embargo, evidenció vacíos en la protección que repercuten en la calidad de su trabajo.

“No debe haber excusas para cumplir con mandatos explícitos”, aseguró.

Cecilia Vargas, presidenta de la Organización Colegial de Enfermería, sostuvo que pese a la existencia de las normas para proteger al personal, en muchas regiones estas no se cumplen. Entre otras razones, porque las formas de contratación irregular y tercerización les desfavorece en cuanto a dotación de elementos de protección e incluso remuneración justa para que de manera individual puedan adquirirlos.

“Aunque estos vacíos siempre han existido, se han agudizado en la pandemia con las consecuencias que vemos”, concluye.

César Burgos, expresidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, resaltó que entre los afectados graves no solo hay trabajadores en grupos de riesgo (por edad y comorbilidades), sino personas jóvenes y sanas expuestas por su trabajo.

“Las grietas en la protección deben cerrarse, pues la pandemia no ha acabado y los afectados pueden crecer”, remata.

Por eso, en palabras de Roberto Baquero, presidente del Colegio Médico Colombiano, es urgente reforzar las medidas de protección y reconocimiento para todo este personal con dotaciones adecuadas y suficientes y el cumplimiento de los compromisos económicos para todos.

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